Cambio, no integración
Los militantes del PSOE no votaron a Borrell, sino al cambio del aparato, y por eso precisamente prefirieron a un Borrell marginal, que no se casaba con nadie, periférico. Lo malo, pues, no han sido las sonoras peleas entre Borrell y Almunia. Lo escandaloso y antidemocrático es la integración que estamos viendo de Borrell en el viejo aparato que tenía que haber sustituido. Borrell se ha desgastado ya tanto que no cabe razonablemente pensar ya que se trate de una mera tregua estratégica y quiera realizar un cambio real, lo que exigiría, entre muchas otras cosas, no sólo uno, sino seguramente varios congresos del partido.- . .
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