"El Gobierno nacionalista fracasará e Ibarretxe nos volverá a llamar"
Txiki Benegas (Caracas, 1948), presidente del PSE-EE, ha dirigido la frustrada negociación de los socialistas con el PNV sobre la formación del Gobierno vasco tras las elecciones del 25 de octubre. En su opinión, el líder peneuvista, Xabier Arzalluz, no quería reeditar el tripartito con ellos. Además, considera que se ha convertido al futuro lehendakari, Juan José Ibarretxe, en "una marioneta" de Arnaldo Otegi, el hombre fuerte de Herri Batasuna y su marca electoral, Euskal Herritarrok.Pregunta. La apuesta de Juan José Ibarretxe de pactar con el PSE ha chocado con el muro ideológico de la jerarquía del PNV. ¿Estaba atado de pies y manos?
Respuesta. Ibarretxe ni se ha molestado en negociar. No ha asumido la dirección del proceso. Se ha limitado a expresar su deseo de reeditar el tripartito y ha delegado todo en una comisión cuyo portavoz, [Joseba] Egibar, estaba en contra del tripartito porque está personalmente vinculado por los acuerdos secretos de Estella [Lizarra], que es posible que no los conozcan ni todo el PNV ni Ibarretxe. El resultado es que va a ser el lehendakari de un guirigay ingobernable.
P. Egibar mantiene que la razón de la ruptura está en que ustedes no aceptan la "naturaleza política del conflicto". Parecía que el atasco estaba en el "ámbito vasco de decisión".
R. La clave del desencuentro está en los acuerdos secretos PNV-HB, que conocíamos desde julio, denunciamos en campaña y corroboramos en la negociación. La cuestión del ámbito vasco tiene muchas interpretaciones.
P. Pero el PSE no acepta ese concepto soberanista, ¿no?
R. Yo, por ejemplo, acepto el ámbito vasco de decisión siempre y cuando se respeten las reglas democráticas contenidas en la Constitución y el Estatuto [de Gernika]. Pero lo que nos han propuesto como un trágala es otra cosa. Su propuesta es inconstitucional y una barbaridad democrática. Yo no soy quien para firmar nada en nombre no ya del PSOE, sino ni más ni menos que de las "instituciones competentes del Estado". Y no querían discutir alternativas.
P. Sus históricas buenas relaciones con Arzalluz no han evitado la ruptura. Usted llegó a realizar un intento de aproximación al presidente del PNV, pero...
R. Hablé telefónicamente con él, pero echó balones fuera. Me dijo que habían nombrado una comisión negociadora que no quería suplantar y que la responsabilidad del proceso la tenía Ibarretxe. Intenté contactar el lunes, durante la reunión de su dirección, cuando estábamos al borde de la ruptura. No se puso al teléfono.
P. Por primera vez Euskadi tendrá un Gobierno en minoría exclusivamente nacionalista. ¿Duda de su legitimidad o cree que puede ser el principio de la integración del nacionalismo radical en las instituciones?
R. Un Gobierno puede tener legitimidad parlamentaria y no ser el más adecuado para las necesidades de su sociedad. El Gobierno PNV-EA, con apoyos externos de EH, es una gran equivocación porque es frentista nacionalista. Nosotros podríamos proponer un Gobierno frentista con más apoyos: PP y PSE sumamos 30 escaños, y con UA 32, frente a los 27 suyos.
P. ¿Sugiere que los socialistas jugarán esa carta?
R. No creemos en el frentismo, sino en la integración. Lo más peligroso de este Gobierno es que entrega la responsabilidad de su estabilidad a un partido que no condena la violencia. Ibarretxe está en manos de lo que decidan Otegi y sus correligionarios. No me gusta que el lehendakari de facto sea Otegi. Es un Gobierno que nace predestinado al fracaso.
P. Los socialistas están fuera de Lizarra, del Gobierno central y del Ejecutivo vasco. ¿No cree que su partido está en tierra de nadie en la pacificación?
R. No confundamos la formación del Gobierno con la pacificación. Es cierto que tendremos que acostumbrarnos a estar en la oposición. Otra cosa es la pacificación. Cualquiera que sepa de qué va esto es consciente de que el proceso no se puede llevar a buen término sin el consenso de los socialistas. Sin el PSOE, la paz no es posible. La política, además, da muchas vueltas: el proceso de paz irlandés lo comenzó [John] Major y lo terminó [Tony] Blair. No descarto que éste lo empiece Aznar y lo acabe Borrell.
P. Echando la vista atrás, ¿habría sido más inteligente no haberse alineado con el PP cuando Ardanza puso su documento de paz en la Mesa de Ajuria Enea?
R. Esa versión no es cierta. [Nicolás] Redondo mostró su disposición a discutirlo. Fueron otros los que, ante la negativa del PP y la proximidad de las elecciones, decidieron posponer su discusión. El Pacto lo enterró el PNV en Lizarra por exigencias de EH.
P. ¿Qué piensa que harán Ibarretxe y Arzalluz cuando Otegi les presente su proyecto de Asociación de Municipios Vascos?
R. Como sigan igual, Otegi y sus correligionarios tirarán del ronzal como quieran. Un partido que gana las elecciones y decide que la estabilidad de su Gobierno depende de Otegi está perdido. Ibarretxe será una marioneta a la que Otegi le va a mover los hilos. Es la gran responsabilidad de Arzalluz. Ese Gobierno fracasará y nos volverán a llamar como en 1991.
P. ¿Y no puede EH tener contradicciones internas si sigue avanzando por la senda institucional?
R. No lo descarto. EH tiene muy clara la estrategia: superar el actual ámbito territorial con un marco constituyente vasco a partir de la Asamblea de Municipios. El presidente del Gobierno será Ibarretxe, y el de la Asamblea constituyente, Otegi. Creo que el PNV ha perdido el rumbo. No sabe a dónde va. Le van a estallar las contradicciones y EH le va a ganar terreno electoral porque éstos sí saben lo que quieren.
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