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La policía busca al padre y a dos tíos del bebé arrollado en Valencia como sospechosos de linchar al camionero

El padre y dos tíos del bebé arrollado el viernes por la tarde en el barrio portuario de Natzaret, en Valencia, son los principales sospechosos del linchamiento del camionero que atropelló al pequeño. La policía está buscando a estas tres personas de etnia gitana, que se esfumaron aprovechando la confusión. Los investigadores aseguraban en la tarde de ayer que aún no los habían detenido. "Será difícil atraparlos porque tienen familia dispersa por toda España y se ayudan entre ellos", confesaban. Representantes de las federaciones de gitanos y de vecinos de Valencia se reunieron ayer para pedir que "nadie se tome la justicia por su mano". Juan Roige, vicepresidente de la Federación Autonómica de Asociaciones Gitanas, y Carmen Vila, presidenta de la Federación de Vecinos de Valencia, se dieron cita en el Centro Cívico de Nazaret para "reclamar que los dos pueblos tranquilicen a sus gentes, que la justicia siga su camino y que nadie haga alguna cosa que podamos lamentar en un futuro", según declaró a Efe Carmen Vila. Por su parte, Roige manifestó a que hay que "olvidarse de venganzas", y aseguró que los representantes de los gitanos "lo único que van a hacer es buscar la paz". Roige añadió que los presuntos autores del asesinato del camionero, los familiares del niño, "están completamente arrepentidos de lo que han hecho, pero tienen que pagar las consecuencias. La familia está destrozada y si pudieran volver atrás, no lo harían. Ha sido un momento de arrebato. Son personas no preparadas, que no recapacitan, porque la vida los ha hecho así".Tras este suceso, los dirigentes de las federaciones de gitanos quieren "intentar apaciguar; que los barrios no se levanten, que payos y gitanos vivan en armonía y respetando la diversidad".

En relación a la manifestación que un grupo de personas intentó hacer ayer tras el asesinato del camionero, Carmen Vila dijo que las concentraciones "con intenciones de venganza no son buenas" e insistió en que "hay que censurar y repudiar a la gente que se toma la justicia por su mano".

Las autopsias del camionero y el bebé se realizaron por la mañana en el Instituto Anatómico Forense enmedio de un amplio despliegue policial por si se producían altercados entre ambas familias. Pero los parientes decidieron aguardar el traslado de los cuerpos a los tanatorios. Los forenses determinaron que el camionero, Antonio Civantos Armenteros, de 44 años, recibió varias puñaladas profundas en la cabeza. En su interior hallaron la hoja de una navaja que usaron para agredirle.

Las autopsias también confirmaron que las heridas proceden de tres armas: un cuchillo de cocina de 30 centímetros, una navaja y un bastón. Pese a haber hallado las armas del crimen, los investigadores se muestran escépticos. Temen que sólo podrán extraer huellas del cuchillo grande, ya que las superficies de las otras armas dificultan la búsqueda. La ausencia de testigos presenciales del asesinato complica aún más el caso.

Los agentes tomaron muestras de las uñas del camionero para intentar hallar fragmentos de la piel de los agresores, a los que podría haber arañado mientras se defendía, y extraer el ADN de los asesinos. Cuando acabaron las autopsias, un furgón policial escoltó a cada uno de los coches fúnebres.

Los restos del camionero fueron trasladados a un tanatorio de Valencia y serán enterrados hoy en Alboraia, donde residía. El féretro del bebé fue llevado a un tanatorio privado en la autovía de Madrid, donde fue velado por unos 50 parientes de etnia gitana, de las familias Moreno-Muñoz. Hoy será enterrado en el cementerio de Valencia. Mientras, los vecinos exigen que se detenga a los asesinos.

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