La Academia Europea de las Artes concede al arquitecto Manuel Chabrera la medalla de plata El jurado del certamen destaca el movimiento y la emoción de los toros en su pintura
Manuel Chabrera es un artista atípico. Lleva tres décadas pintando, a veces compulsivamente, pero nunca ha querido vender un cuadro. Los regala cuando encuentra una causa justa. Sevillano de 46 años, no sale de su asombro desde que el mes pasado la Academia Europea de las Artes le concedió la medalla de plata de la Exposición de París a dos de sus obras taurinas. En el fallo del concurso se afirma: "Manuel Chabrera es un pintor de un estilo a todas luces personal que no deja indiferente. Su obra plasma el movimiento y la emoción del espectáculo sobre la arena".
El certamen, al que se han presentado 130 artistas, ha premiado dos lienzos de tema taurino de Chabrera en los que se refleja la lidia desde una perspectiva muy especial. Negro, gris y blanco son los colores de este artista que estéticamente está muy próximo a los expresionistas alemanes. "No soy un pintor taurino, sólo tengo tres o cuatro obras sobre toros. Trato cualquier tema que me impacta y estos lienzos surgieron cuando llegué este verano pasado a casa y mi hijo, de 10 años, le estaba explicando una corrida de toros que retransmitían por televisión a un chaval americano de 19 años. El chico lo veía por primera vez y estaba horrorizado. Intenté plasmar en la obra esas dos maneras de mirar: como un arte o como un crimen", comenta Chabrera, arquitecto y urbanista. "Nunca se me había ocurrido presentarme a un concurso. Fue mi mujer, que es aragonesa y muy perseverante, la que se empeñó en mandarlos", explica el artista, que ha hecho también escultura y pertenece a la Academia Europea desde 1985. Chabrera, que trabaja en el amplio sótano de su casa de Tomares (Sevilla), le roba horas al sueño para dejar en el papel sus fantasmas. "Cuando por la noche veo los informativos, me obsesionan todas esas cosas terribles que ocurren y bajo al sótano a pintar. Hay veces que estoy despierto hasta el amanecer", comenta este pintor, al que le encantan los grandes formatos. "Ante un papel de 10 metros es como me siento más a gusto. Utilizo unos pinceles de pelo muy largo que recogen mucha tinta y con los que puedo dar pinceladas interminables. Paso un montón de tiempo delante del papel en blanco porque me cuesta empezar, pero cuando logro traducir la impresión que llevo dentro, no puedo parar. Pierdo la noción del tiempo, me quedo sin comer y sin dormir", comenta Chabrera. "Tengo más de 200 obras en el sótano de casa y sólo las enseño a los amigos. Después de que me concedieran el premio he mostrado parte de mi obra a varios galeristas españoles y casi todos han coincidido en que se trata de una obra muy original y con bastante fuerza. Ahora tengo otra tranquilidad y si me llamaran sí expondría", explica, bajando el tono de voz, como si el que otros reconozcan el mérito de su obra le diera vergüenza. Arquitecto por vocación, Chabrera pinta desde los 16 años pero nunca se ha planteado dejar su profesión. "La arquitectura es mágica porque puedes hacer escultura y pintura. Puedes descomponer una pared en trocitos de luz. El espacio te permite jugar con todo; por eso la arquitectura es tan completa", asegura. Sus cuadros son su forma de expresar solidaridad, rabia, amor o ternura ante las cosas que pasan en este mundo. El artista ha donado muchas de sus obras a organizaciones no gubernamentales.
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