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Los músicos Tito Alcedo y Alfonso Gamaza ultiman sus discos en solitario

Cada uno por su lado o compartiendo escenario, el guitarrista Tito Alcedo y el bajista Alfonso Gamaza tienen su nombre escrito en algunas de las páginas más hermosas de la última música andaluza: Chano Domínguez, Javier Ruibal, Antonio Mesa, Navajita Plateá o Raimundo Amador los tuvieron entre sus créditos. Alcedo, además, participó en la memorable aventura Palabra de guitarra latina junto a maestros como Tomatito, Joan Bibiloni o Larry Coryell. Ahora, el azar ha hecho que los dos preparen de forma simultánea sus propios discos en solitario, en los que inevitablemente figuran colaboradores comunes: los teclados de Jesús Lavilla y Juan Gómez, los coros y percusiones del propio Ruibal y Lolo El Pájaro o el campeón del mundo de armónica, Antonio Serrano, entre otros acreditados amigos. Los estudios La Kaleta Records de la capital gaditana han sido durante varios meses escenario de estas producciones. "Si no han salido adelante más proyectos como éste es porque hace unos años no contábamos con medios suficientes", dice Alcedo, "y además hemos estado muy liados con los conciertos, sin tiempo para pensar en otras cosas. Pero si se tiene una historia pensada y se va a tiro hecho, da igual los kilómetros que nos separen: acabamos grabando, aunque sea a ratos". La razón por la que en los últimos meses muchos músicos de Cádiz prefieren grabar sin salir de su provincia está clara para el guitarrista: "Aquí están los amigos, se trabaja a un ritmo muy distendido, y no es lo mismo un sótano que esta claridad". Ambos trabajos suponen la culminación de unas trayectorias casi paralelas, señaladas por el talento y la obstinación en el trabajo. El producto final, en cambio, será muy diferente entre sí. El disco de Gamaza llevará por título A todo bass. "Busco caminos para la fusión, porque yo nunca fui un bajista capillita, clásico", asegura. "No estoy a favor de las etiquetas, porque lo que hago es jazz con base de aquí, pero añadiendo además percusiones cubanas. Incluyo alegrías, bulerías, tanguillos, seguiriyas, pero el frasco no es característico del flamenco, sino más bien be-bop", añade. Iniciado en el ámbito de la guitarra, Gamaza supo que sería bajista desde la primera vez que oyó a Jaco Pastorius. "Su sonido, su forma de componer, me hicieron desertar de la guitarra. Mi padre me había hecho un bajo. Le pedí que le quitara los trastes y me miró como si estuviera loco, pero probé y funcionaba", recuerda. El disco de Tito Alcedo será una síntesis de la versatilidad con que el músico se desenvuelve en su instrumento: tan pronto adapta piezas de Manuel de Falla con José María Banderas, que se atreve con un pasodoble o un tema de jazz clásico como Spring song. "Trato siempre de que mi sonido sea muy de aquí, y por eso toco a mano pero también a púa cuando quiero conseguir un lenguaje más jazzero", comenta.

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