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El hospital de Osuna busca enfermos

El Hospital de La Merced de Osuna, a 87 kilómetros de Sevilla, una de las joyas de la corona de la Administración sanitaria andaluza, busca pacientes. Más que un centro médico parece un hotel. Una bóveda espectacular, de casi 30 metros de altura, acoge a enfermos y visitantes. Apenas se ven batas blancas, no se respira olor a cloroformo, ni se observan aglomeraciones aparentes, ni signos de prisa. En el amplio recibidor, el usuario puede hallar todo tipos de servicios: cafetería, kiosco de prensa, oficina de información, teléfonos públicos, salas de espera... y escaleras mecánicas para acceder a las plantas superiores donde galerías de más de 100 metros, abiertas al campo, permiten, a los enfermos, si lo desean, dar largos paseos en el más absoluto silencio. Después de cinco años de su puesta en funcionamiento, el hospital comarcal de Osuna representa todavía un nuevo y revolucionario concepto asistencial, tanto en la distribución del espacio, como en la práctica médica sanitaria. Todas las habitaciones son exteriores, dobles y con cuarto de baño. La capacidad del hospital es de 200 camas, aunque ampliable a 400 si fuese necesario. Dispone de cuatro quirófanos y la tecnología más avanzada. Atiende todas las especialidades básicas y cualquier demanda de cirugía general. La media de espera quirúrgica es de 40 días y el nivel de ocupación, del 80%. Con un presupuesto anual es de 4.700 millones y 170.000 habitantes adscritos a su área de influencia, el Hospital de La Merced de Osuna tiene establecido un coste medio por enfermo y día de hospitalización, de 33.000 pesetas y una estancia media entre 4 y 6 días, según explica el director gerente del centro, Fernando Rodríguez Almodóvar. Sin listas de espera "Con este espacio magnífico que ni siquiera parece un hospital", señala el gerente, "y con unos profesionales médicos y de enfermería jóvenes y entusiastas, resulta que nos faltan pacientes". Hay servicios como los de otorrinolaringología, urología o ginecología que apenas tienen lista de espera para este mes. Y aunque el sistema de libre elección de especialista, implantado recientemente por el SAS, ha permitido que algunos usuarios soliciten los servicios de este hospital, no es suficiente. "La gente sigue creyendo que los mejores servicios sanitarios están en la ciudad y yo puedo asegurar", insiste Rodríguez Almodóvar, "que en nuestro caso podemos competir perfectamente con cualquier hospital de Sevilla, salvo en especialidades muy concretas". Los médicos -unos 180-, los profesionales de enfermería y otros empleados no sanitarios, también aseguran que están muy a gusto. Pero la mayoría se quieren marchar. Muchos viven en Sevilla. "Eso son 160.000 kilómetros al año, entre ir y venir. Uno termina hartándose de coche", comenta Manuel Flores, psicólogo, impulsor de programas de educación para la salud en el medio rural y, recientemente, promotor de una exposición fotográfica sobre los últimos 50 años de tradición hospitalaria en Osuna. Rodolfo Álvarez, urólogo, es una excepción. Llegó a Osuna en 1968 y hoy es el decano de los médicos de La Merced. Él dice que está encantado en su trabajo y, aunque ha tenido oportunidad de marcharse a algunas capitales andaluzas, nunca ha querido. "Aquí se vive muy tranquilo". Si Osuna cuenta con un hospital, único en muchos aspectos, la organización de su área hospitalaria también es pionera en España. Hay una sola caja administrativa que atiende las demandas de la atención primaria y de la especializada. Cualquier gasto, bien sea dentro del hospital, bien en los consultorios de los pueblos, se resuelve desde la gerencia de La Merced. "De esta manera controlamos mucho más lo que gastamos y en qué; y nos evitamos intermediarios, burocracia, conseguimos mejores precios en las compras, y ahorramos tiempo", explica Almodóvar. Pero el proyecto estrella del Hospital de La Merced son las Unidades Clínicas integradas. El objetivo es que médicos de familia y especialistas participen de la gestión global de una especialidad determinada, acudiendo el especialista al consultorio del pueblo y el médico de familia al hospital para compartir experiencias. "Al paciente se le evitarán muchos paseos. También ahorraremos dinero en medicamentos y la calidad asistencial será mucho mayor. Se acabó el volante del médico de cabecera para el especialista...", insiste el gerente de La Meced.

Médicos integrales

"A las nueve de la mañana veíamos a niños con diarrea, luego atendíamos un parto, y por la tarde operábamos... Entonces sí que éramos médicos integrales", dice Emilio Fernández, natural de Guadalcanal (1908, Sevilla). Él es el último superviviente en Osuna de una tradición de médicos de hospital rural, que ha durado siglos, y que culmina en 1993 con la construcción del nuevo Hospital Comarcal de La Merced. Vivaracho y tenaz, a sus 90 años cumplidos, Fernández recuerda que ellos, los médicos, sabían, entonces, un poco de todo. "Ahora es la despersonalización más absoluta", afirma con rotundidad, como si acabase de salir de su consulta. Pero ésta ya queda lejos; se jubiló en 1979. Aunque él sigue ahí, en la actualidad, siguiendo los avatares de la política por la radio. "¡Cuantos chascos me he llevado con personas que tenía por muy cabales!", dice. Según Fernández, el secreto de su salud está en el zumo de limón que se toma, sin azúcar, en ayunas. "Y en la tostada con aceite del desayuno". Luego añade que hay que tomar mucha vitamina C. "¿Vicios? Sólo uno: el tabaco, aunque lo dejé a tiempo, a los 75 años". Se casó con su prima hermana, de la que era novia desde los 14 años. "Tuve que pedir bula al Papa; pero como don Pedro, el cura, me dijo que tardaría mucho en concedérseme, le amenacé con casarme por lo civil y enseguida me la dio". Y se ríe. Se querían mucho, recuerda, pero también reñían. Fernández no se fía de los matrimonios que no riñen. De lo que si está seguro y se fía es del hospital nuevo de Osuna. "Después de lo que yo he conocido, es como un sueño que tengamos esto aquí".

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