FÉLIX BAYÓN ESCRITOR "Una carrera literaria es la suma de lectores entre novelas"
Tras cruzar la barrera de los 40 y superar un trasplante de corazón, Félix Bayón (Cádiz, 1952) decidió cortar con su carrera de periodista y empezar una vida nueva. Se trasladó a Marbella y comenzó a escribir historias de ficción. Ya cuenta con tres libros en el mercado. Pregunta. Sus novelas parecen nacer predestinadas para los premios. Adosados llegó a finalista del Nadal y Un hombre de provecho ha ganado el Ateneo de Sevilla. Respuesta. No está claro.Eso ha ocurrido con la primera y la última, sin embargo, la segunda, La libreta negra, que al menos me gusta más que la primera, fue un desastre. No la han leído ni los amigos, yo creo. La distribución fue fatal, no salió de los depósitos porque le cogió la absorción de Destino por Planeta. P. ¿Tanto condiciona el éxito la parte empresarial? R. Sí, en el proceso final de acercamiento del libro al lector, que es básico. A la hora de presentarme [al premio Ateneo de Sevilla] tuve claro que me resultaba interesante en el caso de que ganara, porque te promocionan muy bien. Es fundamental cuando te dedicas a esto de la novela a ciertas edades, que no estás suficientemente mayor como para que te den el Nobel ni eres un jovencito de los que se cuelgan de los puentes. Estás fuera de las modas y tienes que jugar sólo con tus encantos literarios. Estoy contento. En el fondo una carrera literaria no es más que la suma de lectores entre una novela y la siguiente. P. Usted ha escrito tres novelas de intriga y se atreve a defender la literatura de género, cosa que casi nadie hace. R. Últimamente, más. En España, hasta hace 10 ó 15 años, se defendía ser opaco y castigar al lector, no darle tregua. Creo que, afortunadamente para los lectores, esto se ha acabado. Lo más difícil es ser un escritor transparente, y en eso me ha ayudado el oficio de periodista, porque en el periodismo tratas de ser asequible, de dejar las cosas claritas. En la literatura dejas preguntas sin responder, pero forma parte del juego literario. En mis tres novelas he escrito historias que, sin tener la sensación de complejidad, han permitido a mis lectores deducir cosas muy diferentes. Han funcionado las ambigüedades de un modo que la gente completaba su parte de la historia. Me divierte porque al lector hay que facilitarle la tarea, pero hay que dejarle que ponga de su cuenta. P. ¿Seguirá dedicado a la novela de intriga? R. Sí, sí. La cuarta novela también es de intriga, de género porque respeta las reglas y porque tiene la estructura de una novela de misterio e intriga. O incluso de terror, que tiene que ver con el misterio, la intriga y el terror cotidianos de la vida de gente corriente, y un poco con este paisaje de fin de milenio. P. ¿Eso facilita su reconversión en guión cinematográfico, como ocurrió con Adosados? R. No lo sé. En Adosados fue fácil, empecé a participar en el guión por culpa de ese vicio mío de dejar personajes apuntados. Había un personaje básico, una mujer que permanece en la penumbra. En la novela funciona, pero no el cine. Mi trabajo en el guión fue dar cuerpo a ese personaje femenino. Quedamos contentos Mario Camus [el director de la película] y yo porque seguimos jugando con el espíritu de la novela, con las ambigüedades. Pero no sé hasta que punto lo que hago es cinematográfico o no. Inevitablemente terminas viendo las historias como en el cine, porque el cine tiene mucha influencia en nosotros. P. ¿Por qué esa obsesión por el engaño en sus obras? R. No lo sé. La primera novela empecé a escribirla por casualidad, porque mi mujer me contó la historia de un tipo que sacrifica a su perro y no se atreve a contarlo. Me planteé varios desafíos: no hacer una novela de periodistas y jugar con los elementos de una comedia de situación americana pero donde todo viene en contra. Salió una historia muy tenebrosa. He seguido escribiendo historias tenebrosas y voy a seguir haciéndolo. P. En la novela facilita a los lectores su dirección electrónica. ¿Por qué lo hace? R. En la anterior también lo hice, aunque salió con una errata. Mucha gente te escribe, y de está forma es más sencillo y se puede hacer en caliente. Pensaba encontrarme con el tipo de gente que llama a la radio en la madrugada, pero curiosamente me han escrito lectores muy profesionalizados. Además, tuvo el efecto pintoresco de reencontrarme con amigos y amigas.
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