La renuncia de Hariri abre una crisis de Gobierno en Líbano

Apenas una semana después de su toma de posesión, el nuevo presidente libanés, Émile Lahud, se enfrenta a la primera crisis de su mandato. Contra todo pronóstico, el hasta ahora primer ministro, Rafic Hariri, se negó formalmente ayer a encabezar un nuevo Gabinete. El asunto, que no pasaría de ser un mero contratiempo en otras circunstancias, hace temer por la estabilidad política y financiera de un país cuya estructura política es aún frágil tras haber salido de una guerra civil hace tan sólo ocho años."A nadie se le había pasado por la cabeza que Hariri no sería el jefe del nuevo Gobierno. Esto no es bueno, no es bueno en absoluto", aseguró a Reuters un economista de un banco en Beirut.

Hariri, un empresario millonario de 54 años al que se atribuye la recuperación económica del país tras 15 años de guerra, adujo falta de respeto a la legalidad constitucional durante las consultas de Lahud para nombrar al primer ministro. "Lo importante no es estar o no en el Gobierno, sino que se respeten los textos constitucionales", declaró.

Lo que está en el fondo de la crisis son los poderes del presidente. Un cristiano maronita por imperativo legal, el jefe del Estado vio sustancialmente reducidos sus poderes en los acuerdos de Taif (1989) que pusieron fin a la guerra civil libanesa en 1990. Conforme al acuerdo, la hasta entonces todo poderosa figura del presidente de la República vio limitadas sus prerrogativas a designar como primer ministro (un musulmán shií) a la personalidad elegida por los diputados. Fuentes políticas aseguran que Hariri, que ha formado tres Gobiernos sucesivos desde 1992, se molestó con los intentos de Lahud, un general retirado, de influir en la elección de su Gabinete.