Prisas
El gobierno del PP que preside Rita Barberá en el Ayuntamiento de Valencia ha convocado para esta mañana un pleno extraordinario y urgente en el que será sometido a aprobación el Presupuesto para el año que viene. Y no encontrará obstáculo alguno para hacerlo, dada la holgada mayoría con la que cuenta. Será un puro trámite que probablemente se resolverá en un rato y sin debate, como ya sucedió el año pasado. La derecha municipal se ha acostumbrado a despachar en un santiamén el pleno más importante del año, el que mayor debate tendría que suscitar, puesto que es el que concentra todas las políticas del ejercicio siguiente. Pero este año tiene más prisa porque, según los socialistas, Barberá es consciente de que su proyecto presupuestario incumple las nuevas directrices del Gobierno central en lo referente al tratamiento de la deuda de los ayuntamientos, que entrarán en vigor el 1 de enero. Hay que actuar rápido, porque quedaría feo que el presupuesto fuera devuelto a los corrales, y más en un año electoral. Y las prisas nos han retrotraído en el tiempo. La semana pasada los ediles de la oposición abandonaron en bloque la reunión de la comisión de Hacienda, convocada también con carácter extraordinario y urgente, en la que se presentó el proyecto de presupuesto. Habían recibido la documentación con apenas 24 horas de antelación, sin tiempo, pues, para analizarla, enmendarla y proponer alternativas. Con su abandono, los concejales protestaban contra la prisa mostrada por el gobierno municipal por aprobar las cuentas para el año 1999. La historia se repite. Hace una década, la derecha, entonces en la oposición, nos acostumbró a ruidosos y teatrales abandonos de plenos y comisiones del Ayuntamiento de Valencia. Cualquier excusa parecía entonces válida para montar el numerito, que protagonizaban el hoy conseller de Hacienda, José Luis Olivas, y el vicepresidente de las Cortes Martín Quirós, a la sazón concejales. Ahora es la oposición de izquierdas, a la que se ha sumado el único edil regionalista, la que ha tomado las de Villadiego en una comisión. Han pasado siete días, pero hoy la oposición tampoco tendrá oportunidad de enmendar nada.
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