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Los Stradivarius del Rey

Patrimonio Nacional saca de su urna de cristal al único cuarteto del famoso luthier italiano que queda en el mundo

Vicente G. Olaya

Hace cuatro años, un multimillonario, propietario de una de las mayores industrias mundiales del perfume, ofreció más de dos mil millones de pesetas a Patrimonio Nacional por un instrumento musical que no supera los cincuenta centímetros de longitud. Los responsables de los bienes de la Corona le respondieron con una agradable pero tajante sonrisa donde se descubría que los Stradivarius reales -el único cuarteto de cuerda obra de Antonio Stradivari- no se desmembrarán jamás.Ayer, los cuatro Stradivarius de la colección palatina (dos violines, una viola y un violonchelo) salieron de la urna de cristal donde se guardan en el palacio de Oriente hacia el salón de Teniers, una estancia separada sólo unos centenares de metros. A pesar del escaso trayecto, cada instrumento era portado por un conservador, acompañado de un vigilante armado. La operación fue seguida de cerca por dos jefes de seguridad del palacio.

Cristina Dancila, Mihai Dancila, Mariana Sirbu y Massimo Paris, componentes de IMusici -el célebre cuarteto que ha vendido más de veinte millones de discos-, esperaban en la sala la llegada del mejor conjunto de cuerda del mundo. Con parsimonia, los conservadores dejaron los violines sobre los sillones del salón. José Peris, catedrático de Música de la Universidad Autónoma de Madrid y asesor musical de palacio, hizo de maestro de ceremonias y los presentó al abrir las cajas: "El cuarteto de la Corona española".

Entonces pudieron verse unos delicados instrumentos "de valor incalculable". "No existe en el mundo un conjunto de estas características. Fue construido por Stradivari como si se tratase de un único instrumento. Por eso, cuando los cuatro suenan juntos, es como si sonasen veinte a la vez", aseguró Peris.

Mariana Sirbu, una de las concertistas, tomó el violín principal con sumo cuidado y lo giró. Descubrió entonces la firma en tinta china del luthier italiano, el fondo realizado en una única pieza y las negras decoraciones de grifos, dragones y cupidos que lo rodean.

Unos minutos después, el sonido del Opus 8 en re mayor de Luigi Boccherini (1743-1805) inundó los salones del Palacio Real. Pero sólo era un ensayo del primer concierto del 15º Ciclo de Música de Cámara que se celebrará hoy en el Palacio Real.

Los historiadores aseguran que Antonio Stradivari, luthier nacido en torno a 1643 y afincado en Cremona (Italia), sólo construía sus instrumentos pensando en personas concretas. Y así, con la mente puesta en Felipe V, realizó el cuarteto real. El rey aceptó la oferta en 1702, pero nunca pudo comprarlo, porque las autoridades locales se opusieron por divergencias con España. A la muerte de Stradivari, los instrumentos pasaron en herencia a su hijo Pablo. En 1775, el príncipe de Asturias se enteró de la existencia del conjunto y pudo cerrar la compra.

El cuarteto palatino abandona en muy raras ocasiones España. La última vez fue en 1991, cuando fue trasladado a Francia para una reparación. Los violines siempre viajan en aviones diferentes para evitar que un desastre aéreo pueda acabar con todos. Van guardados en cajas acorazadas e insumergibles. Un sistema electrónico, semejante al que llevan las cajas negras de los aviones, permite localizarlos en cualquier parte del mundo en caso de accidente.

Se desconoce con exactitud qué técnicas utilizó Stradivari para construir sus violines. José Luis Valverde, conservador de los instrumentos reales, explicó ayer que sólo se sabe que Stradivari usaba madera de abeto y arce para las cajas, pero que el "secreto" radica en el barniz con que están recubiertas. "Nunca se ha podido hallar su composición exacta. El secreto se lo llevó a la tumba", reconoce.

En Patrimonio recuerdan aún cuando, hace unos años, con motivo de un concierto en palacio, un ciudadano se acercó con un supuesto Stradivarius bajo el brazo. Tanto insistió sobre su autenticidad que los expertos lo examinaron. Pero enseguida sacaron al propietario del error. "No hubo manera de consolarlo. Es muy común que la gente que tiene un violín antiguo crea ser dueña de un Stradivarius, porque así se ha comentado en sus familias generación tras generación. Pero auténticos hay muy pocos, menos de mil. Y un cuarteto completo, sólo uno: el del Palacio Real", dicen.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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