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¡Qué rico es ser pobre!

JOSEP TORRENT Dice Joan Romero que el mantenimiento de la Comunidad Valenciana como Objetivo 1 de la Unión Europea le produce un sentimiento agridulce. Normal. El coste de esos centenares de miles de millones que nos van a llegar de Europa es el reconocimiento de nuestra pobreza. Y dificilmente nadie se puede envanecer de sus propias carencias; sobre todo si el precio de ese orgullo es la pérdida de unas ayudas para la mejora de unas infraestructuras absolutamente necesarias. Así que Romero tiene razón cuando expresa sus sentimientos. Y también el presidente Eduardo Zaplana. Su satisfacción es más que comprensible: los centenares de miles de millones europeos generarán inversiones que sobrepasan el billón de pesetas. Otra cosa es que nos quiera vender la cabra de que nuestra "pobreza" es virtual porque la Comunidad Valenciana, digan lo que digan los números, es la del mundo mundial en punto a generación de empleo y crecimiento económico. Pero estas cuadraturas del círculo ya son características del inquilino del Palau de la Generalitat, especialista en decir una cosa y la contraria sin que le tiemble la voz ni el pulso. Ayer mismo, el gabinete de prensa del PP remitía a los medios de comunicación un puñado de fotocopias de noticias con las que se pretendía hacer notar las contradicciones de Romero en punto al Objetivo 1. Vale. Y por qué no otro surtido de titulares en los que Zaplana, cuando era líder de la oposición, ponía a caldo a Joan Lerma por decir exactamente lo mismo que ahora afirma él. La politiquería está llena de olvidos interesados. El Objetivo 1 debería de ser, antes y ahora, precisamente eso: un Objetivo 1 de gobierno y oposición por encima de ruindades. Un punto de encuentro de todos en el que la razón de Estado se impusiera a las pequeñas mezquindades a que tan acostumbrados nos tienen los partidos. Valdría la pena el esfuerzo, aunque fuera a costa de tener que concluir lo rico que es ser pobre.

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