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La N-II se convertirá en un paseo de 12 kilómetros a su paso por el Baix Llobregat

La reconversión de la carretera N-II a su paso por el Baix Llobregat en una vía urbana empezó ayer su cuenta atrás con la presentación del anteproyecto que ha redactado la Mancomunidad de Municipios del Área Metropolitana de Barcelona en colaboración con los ayuntamientos afectados: Pallejà, Sant, Andreu de la Barca y Martorell. Uno de los elementos más destacados del anteproyecto es la creación de un paseo a lo largo de los 12 kilómetros que configuran el tramo en el que se intervendrá. A pie o en bicicleta, las personas que lo deseen podrán ir prácticamente desde el puente de Quatre Camins hasta el final del término de Martorell sin interrupciones. El anteproyecto de la reconversión de la N-II plantea dos espacios paralelos, uno para la circulación de bicicletas o patines y otro para peatones, que se mantendrán tanto en los tramos urbanos como en los interurbanos. Además, los 12 kilómetros de paseo tendrán a lo largo del recorrido una hilera de árboles cuyas copas serán iluminadas por la noche para contribuir a la imagen de continuidad. Una obra histórica Otros elementos del paseo variarán en función de si el tramo es urbano o interurbano. Así, el pavimento para los peatones podrá ser ampliado en las zonas urbanas e incluso adoptar el mismo material que las aceras existentes. Las zonas interurbanas dispondrán de unos bancos -de dimensiones superiores a las habituales- que estarán cubiertos para que sirvan de refugio a los ciudadanos en caso de lluvia. Por otro lado, habrá elementos exclusivos de los tramos urbanos que responderán a la adaptación de los ambientes locales urbanos. Los actuales cuatro carriles de la carretera se transformarán en dos en la mayor parte del recorrido. Para los municipios afectados, la reconversión de la N-II supondrá eliminar una barrera artificial que los parte en dos. Lo ambicioso del proyecto lo plasmó gráficamente el alcalde de Martorell, Salvador Esteve: "Para Martorell es el proyecto más importante desde que se construyó el Pont del Diable, hace ya 2.000 años". Por su parte, el alcalde de Sant Andreu de la Barca, Enric Llorca, destacó que "servirá para estimular el comercio y la actividad de estas localidades". La transformación de la N-II será posible gracias a la apertura de la autovía del Baix Llobregat, que asumirá buena parte del tráfico que ahora pasa por la carretera, cifrado en unos 45.000 vehículos diarios. Algunos estudios señalan que el paso de vehículos disminuirá en un 75%. El coste aproximado de las obras es de 3.845 millones de pesetas. Los municipios esperan que el Ministerio de Fomento, actual titular de la carretera, asuma la mayor parte del presupuesto. Los tres ayuntamientos afectados iniciarán en breve las negociaciones con Fomento para traspasar la titularidad de la carretera.

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