Lección

DE PASADAGabriel Díaz Berbel, alcalde de Granada, polígloto y autodidacto, inventor de un tipo de despropósito bautizado como berbelada, dictó ayer una lección de Literatura y otra de Historia y corrigió al candidato socialista José Borrell que el sábado en el mitin de Armilla, como un pésimo estudiante de primaria, dató la Toma de Granada en el año 1498 y atribuyó a un autor anónimo la conocida cuarteta oftalmológica de Francisco de Icaza, que dice así: "Dale limosna, mujer,/ que no hay en la vida nada/ como la pena de ser/ ciego en Granada". Berbel no se contentó con pronunciar las lecciones magistrales una vez sino que la repitió con una delectación de sabio recién nacido allí donde se presentó la oportunidad, incluido el acto de presentación social de la hermosísima versión de La vida breve de Manuel de Falla que ha preparado Josep Pons. Por cierto, nunca éste periodista vio una muchedumbre parecida para dar la bienvenida a un disco: ¡ Nada menos que 13 personas se sentaron frente a los invitados! Por un momento pareció una representación viviente de la Santa Cena, con su Judas y su Evangelista, que de este modo singular se apellida la familia materna del concejal de Cultura, Fermín Camacho. El único que sintió reparos de sumarse a la muchedumbre de apóstoles fue el delegado de la Consejería de Cultura, Enrique Moratalla, que dejó la silla vacante. Por cierto, Berbel también incurrió en un error cuando citó el elogio de Narcís Serra a la orquesta Ciudad de Granada. Dijo, en efecto, que era la "mejor de España", pero eludió lo que el ex ministro de Defensa agregó a continuación con tono admonitorio: "Espero alcalde que pagues, no la vayas a hundir". Pero volvamos a la lección. ¿Qué nube ensombreció la razón a Borell para atrasar seis años la Reconquista? Sin duda fue la nube del Desastre de 1898, que este año ha planeado con tanta tozudez que ha contaminado las fechas históricas con la terminación, como si fuera un premio menor de la lotería ¿Y qué pasó con los versos cegajosos de Francisco de Icaza? Echemos una mano al candidato y pensemos, para su disculpa, que no pensó en ellos sino en los apócrifos que hace años circulaban por los discretos fumaderos de la ciudad: "Dale un canuto, mujer/ que no hay en la vida nada/ como la dicha de estar/ ciego en Granada". ALEJANDRO V. GARCÍA