Unió rechaza el plan de Pujol para nombrar "conseller en cap" a Artur Mas Los democristianos intuyen la ruptura de la coalición a medio plazo
El camino del consejero de Economía, Artur Mas, hacia la sucesión de Jordi Pujol no será un paseo militar. Unió se opone al plan de Pujol de nombrar a Mas conseller en cap. Los democristianos no están dispuestos a bendecir un posible Gobierno de CiU en el que ni el presidente ni el conseller en cap pertenezcan a Unió. Así se lo ha hecho saber ya el líder de Unió, Josep Antoni Duran, a Pujol.
La sucesión política de Pujol abre enormes incógnitas y despierta agudos recelos en las filas de Convergència i Unió (CiU). Los dirigentes de Unió Democràtica están cada vez más convencidos de que sus aspiraciones ya han tocado techo dentro de la coalición con Convergència. E intuyen que esta alianza camina hacia una ruptura prácticamente inevitable a medio plazo; es decir, cuando Pujol decida jubilarse de la política activa o antes incluso, si los electores catalanes le retiran la confianza que vienen depositando en él desde 1980. La gota que ha colmado el vaso de la discordia entre los aliados nacionalistas es el veto de Convergència a que el líder de Unió, Josep Antoni Duran, ocupe el segundo puesto de la candidatura de Jordi Pujol en las elecciones autonómicas de 1999. Un alto dirigente democristiano define así la situación creada a partir del veto convergente: Unió ha seguido durante 20 años el camino que ha marcado Pujol, y lo ha hecho con gusto, pero no está dispuesta a embarcarse 20 años más bajo el liderazgo de un nuevo político convergente. Al menos, no sin revisar a fondo el reparto de cuotas de protagonismo, responsabilidad y poder en el seno de la coalición. En estas condiciones, el propósito de Pujol de nombrar a Artur Mas su heredero político y ascenderlo al puesto de conseller en cap (un cargo similar al de vicepresidente que ha permanecido vacante en todos los gobiernos nacionalistas) se convierte en lo más parecido a una bomba de relojería colocada en los cimientos de la coalición, según admiten dirigentes de ambos partidos. El plan sucesorio diseñado por Pujol, quien lo ha revelado a un restringido número de dirigentes nacionalistas, requiere que CiU gane las próximas elecciones autonómicas, previstas para marzo de 1999. Luego, el presidente del Gobierno catalán encargaría a Artur Mas la negociación con el Gobierno central de un nuevo sistema de financiación autonómica similar al del País Vasco y cuya consecución constituirá la primera y principal prioridad política de CiU durante la próxima legislatura. Esta secuencia sería coronada a continuación con el ascenso de Mas al cargo de conseller en cap del Gobierno catalán, nombramiento que constituiría la confirmación formal del testamento de Pujol. PASA A LA PÁGINA 3
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