El Gobierno responde al PNV que la moción del Congreso avala su política penitenciaria

Ni las movilizaciones del PNV ni las acusaciones de IU van a hacer cambiar el criterio del Gobierno de demorar el acercamiento de los presos de ETA a cárceles del País Vasco hasta que se produzca el anuncio de un alto el fuego definitivo. El presidente de los peneuvistas, Xabier Arzalluz, y el líder de Izquierda Unida, Julio Anguita, recibieron ayer esta respuesta por parte del portavoz del Ejecutivo, Josep Piqué, quien argumentó que la moción del Congreso que insta a Interior a flexibilizar su política penitenciaria reafirma este criterio. Piqué advirtió, además, de que "no hay ninguna posibilidad de intermediación internacional". Aun así, el ex presidente italiano Francesco Cossiga visitará Euskadi el próximo día 23 invitado por el PNV.

Para el Gobierno, no hay duda de que la moción aprobada en el Congreso el pasado martes es un respaldo a su política penitenciaria, por mucho que PNV e IU sostengan lo contrario. La moción señala en su primer punto: "El Congreso insta al Gobierno a que, mediante el más amplio diálogo con todas las fuerzas políticas, desarrolle una nueva orientación, consensuada, dinámica y flexible, de la política penitenciaria en la forma que mejor propicie el final de la violencia".A juicio de Anguita, esta iniciativa contempla que la reforma penitenciaria -el acercamiento de los presos de ETA a cárceles de Euskadi- debe potenciar el proceso de paz y, por tanto, es previa o simultánea al acuerdo con ETA sobre el cese de la violencia. En su opinión, el Gobierno "ha manipulado" este acuerdo unánime del Congreso. Arzalluz va aún más lejos y amenaza con movilizaciones populares si para Navidades el Gobierno no traslada a los presos.

Josep Piqué replicó ayer a ambos. El Gobierno, dijo, mantiene que el compromiso de ETA de abandonar las armas definitivamente debe ser previo o simultáneo a la flexibilización de la política penitenciaria por parte del Ejecutivo. "No hay ninguna previsión de modificación de la política penitenciaria, pues todavía no se ha acreditado la voluntad de ETA de abandonar definitivamente las armas", enfatizó al término de la reunión del Consejo de Ministros. No obstante, Piqué eludió las palabras gruesas para responder a la amenaza de movilizaciones de Arzalluz. Se limitó a señalar que no comparte el punto de vista del líder nacionalista y que se "equivoca" al defender este planteamiento, aunque "tiene derecho" a ello.

Piqué, aun así, restó importancia a las desavenencias entre el Gobierno y estos dos partidos, y calificó de "muy positivo" el grado de consenso con que afronta el incipiente proceso de pacificación. "La moción aprobada en el Congreso refleja el altísimo consenso entre los partidos y recoge el espíritu de acuerdo en lo fundamental y también en lo accesorio", dijo. Y por primera vez resaltó el "alto grado de fluidez en la comunicación, particularmente relevante, con el primer partido de la oposición, el PSOE".

Contundente fue el portavoz del Gobierno al advertir de que el Ejecutivo se va a negar en redondo a cualquier intento de internacionalización o de intermediación en el diálogo con ETA, en contra de lo que intenta Euskal Herritarrok (EH). Piqué, a sabiendas de que se encuentran en Madrid numerosos líderes democristianos europeos con motivo de su encuentro internacional, y entre ellos el italiano Francesco Cossiga, con el que han conversado en Roma algunos dirigentes de EH, manifestó tajantamente: "No existe ninguna posibilidad de que se acepte ningún tipo de intermediación internacional". Su contundencia tenía que ver con la información del diario Deia, cercano al PNV, que apuntaba a Cossiga como posible mediador en el proceso de tregua.

Pocas horas después, el propio ex presidente de la República de Italia informaba de su interés por acudir inmediatamente al País Vasco para mantener diversas reuniones con todos los implicados en el proceso de paz abierto tras la tregua anunciada por ETA. Cossiga dijo que ha recibido una invitación del presidente del PNV, Xabier Arzalluz, para acudir al País Vasco el 23 de noviembre, y que la ha aceptado. El político italiano, que recordó su etapa como ex ministro de Interior, añadió que durante esa estancia no actuará como "mediador internacional" de ningún grupo, pero sí tiene intención de expresar su opinión sobre cuál debe ser la salida a este conflicto. Cossiga apuesta por una "solución política acordada" y asegura que no sólo se contentará con conversar con dirigentes del PNV, sino que tiene intención de entrevistarse con los responsables de Euskal Herritarrok, la formación abertzale que sustituyó a HB en las pasadas elecciones vascas.

Cossiga reveló, durante su presencia en la inauguración de la XII Asamblea de la Internacional Demócrata en Madrid, a la que asistieron también Xabier Arzalluz y Jaime Mayor Oreja, que el Gobierno de José María Aznar le presionó para que no fuese a Euskadi durante las pasadas elecciones, para no beneficiar o perjudicar a ningún partido. El ex presidente italiano afirmó que ahora ya no vale ninguna excusa. Y avisó a Aznar de que el único método con el que podría impedir su presencia es declarándole "persona non grata y reteniéndome en la frontera de San Sebastián".

Jaime Mayor apostilló, en ese foro cristiano demócrata, que hace tiempo que en España no se declara a nadie persona non grata.