DEMOCRACIA ETÍLICA

Las puertas del imponente hemiciclo del Senado, en el Capitolio de La Habana, se abrieron de nuevo esta semana para celebrar una importante sesión. Se trataba de votar democráticamente para elegir un nuevo presidente, pero, desde luego, nada tenía que ver esta elección con un cambio de sistema político en Cuba. Los senadores de esta peculiar sesión fueron conocidos bebedores y bármanes de todo el mundo, incluidos el presidente de la Asociación de Cantineros de Bélgica, Roland Rochat, así como los presidentes nacionales de las asociaciones de Polonia, Suecia y Cuba. Los prohombres del cóctel se reunieron en el senado de la República de Cuba para conmemorar el 120 aniversario de la fundación de la marca de ron Havana Club y sobre todo para realizar el Segundo Grand Prix Internacional de dicha marca, en el que concursaron 128 cantineros de 20 países. En un auténtico y saludable ejercicio de democracia etílica, los jurados pusieron a prueba en directo a los 28 finalistas, que hicieron los cócteles de su creación ante los jurados, cada uno sentado en su escaño. Ganó el mexicano Clemente H. Ortiz con un trago llamado Delicias de La Habana, mezcla de Havana Club tres años, curaçao azul, néctar de melocotón, crema de coco y licor de melón. El checo Vaclav Vojir obtuvo el segundo premio con su Almond Cigar y el cubano Carlos González el tercero con una bebida llamada Marbella. "No, si la democracia no es tan mala", exclamó alguien al terminar la votación. Y todos tan contentos.-