_
_
_
_

Retrato-robot

"¿De qué sirve alertar sobre el peligro de estos grupos totalitarios si los periodistas sólo os acordáis de que existen cuando protagonizan un suceso como este?". La frase, pronunciada por María Rosa Boladeras tras la detención en Tenerife de la psicóloga Heide Fittkau-Garthe, acusada de incitar al suicio a los 33 miembros de su secta, esconde cierta amargura. Para Boladeras, es inútil acordarse sólo de Santa Bárbara cuando truena. Las sectas siguen trabajando día a día, calladamente, haciendo de la clandestinidad su mejor aliado.Si en los años ochenta, durante el boom de las sectas en España, eran los jóvenes de 18 y 20 años sus víctimas preferidas, ahora el mercado se ha ampliado. De hecho, los fieles de Fittkau-Garthe eran gente madura, de clase media y con estudios. ¿Es el retrato robot de los nuevos sectarios?

Más información
Los afectados piden al Gobierno más medios para defenderse de las sectas

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_