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Tribuna:ANTE LAS PRÓXIMAS ELECCIONES
Tribuna
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¿Es posible la convergencia de la izquierda?

Quizás algunos o algunas de las personas que leáis este artículo os extrañéis de que me haga esta pregunta cuando, hoy por hoy, he sido propuesta como candidata unitaria de dos partidos políticos diferentes, el PSOE y el PDNI, que han acordado la formación de una coalición electoral en Madrid para acudir juntos a las elecciones municipales y autonómicas del próximo año, y en la que encabezaría la lista a la Comunidad de Madrid, en la idea de recuperar un proyecto progresista tanto en el Ayuntamiento, cuya lista encabezaría Fernando Morán, como en la Comunidad, con mi candidatura.Ya cuando se anunció este acuerdo fueron muchas las voces que se alzaron en uno u otro sentido, manifestando en algunos casos su alegría y en otros resistiéndose por distintas razones a que dicho acuerdo se formalizara. He de reconocer que en esas resistencias hubo mucho de crítica interna de los partidos sobre la forma de realizarlo, quizás no entendida por razones varias, pero que en todo caso merecieron el respeto por mi parte, porque a veces de la incomprensión nace una sana crítica que ayuda a ver las cosas de distinta manera. Y en todo caso delataba que la izquierda no habíamos tenido una cultura de entendimiento en los últimos años, sino más bien de enfrentamiento, sin entrar ahora en responsabilidades sobre ese enfrentamiento, ya que creo que estamos en una etapa de reconsideración de ese actuar más importante y quizás por eso más discutida por ambas organizaciones.

Es verdad que algunas de esas incomprensiones se refirieron a mi propia persona, y en algún caso me dolieron profundamente, sobre todo cuando venían de personas a las que siempre he tenido un afecto personal. Y quiero dejar constancia de ese dolor, porque no me gusta, para nada, tener que disimular los sentimientos, porque una política de ajenidad con los sentimientos no es la política que a mí me gusta realizar. Pero superamos esa etapa y hemos venido trabajando para que lo que en principio fue un pacto político entre dos partidos se convirtiera en un encuentro de cultura de pluralidad en la izquierda, y que de esa pluralidad naciera un compromiso transformador para la sociedad y un encuentro de las gentes de la izquierda en lo social, en lo personal, en lo cultural y en lo solidario, que es lo que identifica un proyecto de izquierdas de futuro.

Las cosas caminan hacia adelante, y a veces haciendo costoso y lento el proceso de entendimiento, lo que creo que merece una reflexión. Una reflexión que hago ante la sociedad, pero también para los/las militantes de la izquierda y de todas las fuerzas progresistas que forman el ecologismo, el pacifismo, el feminismo, la solidaridad, la participación vecinal y democrática, la defensa sindical de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, las formas solidarias del voluntariado y de las ONG, las asociaciones de jóvenes comprometidos y de mayores luchadores sin descanso y de todos los/las que desean un futuro de progreso vinculado al bienestar colectivo y a las libertades individuales y a la solidaridad con los demás.

Por eso, de este proyecto de mirar al futuro, en el que queremos comprometernos todos y todas, no se ven bien las dudas, las sospechas, los recelos, los deseos de imponer, más que el deber de convencer, y sobre todo se ve con ilusión la necesidad de compartir proyectos colectivos, y no protagonismos personales o partidistas.

Sé que desde un partido como el PSOE, con más de nueve millones de votos y a sólo 300.000 del partido en el poder, el apostar por una coalición con un partido como el PDNI, de recientes siglas, pero de mucho compromiso político con la transformación de la sociedad de sus militantes, se pueda hablar en condiciones numéricas de igualdad. Pero yo quiero insistir en que ambos partidos somos iguales en nuestra apuesta por la izquierda. Y que ambos somos proyectos políticos, con otros muchos más que aún no están en el acuerdo, y que juntos multiplicamos ilusiones y proyectos.

Y si en su día acepté encabezar unas listas en absoluto lo hice a título personal, por mucho que algunos se quieran engañar o nos quieran dividir diciendo esas cosas. Lo hice como coherencia política con un actuar de mucho tiempo y de muchas gentes, en búsqueda de ese entendimiento de la izquierda, y que ya nos ha costado a mí misma y a muchos la incomprensión de una parte de la "izquierda". Y no lo podía hacer a título personal, porque soy presidenta de un partido que llamamos de la Nueva Izquierda y que de verdad quiere tener comportamientos de novedad y de cambio en la izquierda. Y ese compromiso nos tiene que hacer ver las posibilidades de convergencia de una forma leal, sin tener rencores de pasado, sino apuesta conjunta para el futuro. Y eso requiere mucha generosidad y una visión de respeto de ambas fuerzas y del resto de las personas progresistas y de izquierda que quieran participar en esta convergencia.

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El respeto a la diversa identidad de ambos partidos supone reconocernos como fuerzas diferentes, pero convergentes. No se trata de perder ninguno nuestra identidad, sino de saber sumar ambas identidades. No se trata de ir en las listas de nadie, sino de ir en las listas juntos, formando esa apuesta unitaria. Quien no lo entienda así estará desvirtuando el acuerdo realizado, y si, en vez de sumar esfuerzos y compromisos políticos plurales y diferentes, nos limitamos a ofertar en otros sitios sólo nombres estaremos mermando la ilusión y la eficacia de nuestro acuerdo.

Queremos que los progresistas vean este acuerdo como un comportamiento diferente y una apuesta de futuro que estamos intentando hacer. Que son necesarios muchos cambios de comportamiento en la izquierda para avanzar. Que se han empezado con acciones democráticas, como ha sido el proceso de las primarias en el partido socialista, que significan claramente una nueva actitud de los partidos de la izquierda. El acuerdo político entre fuerzas diferentes también es un avance en ese comportamiento y quedaría desfigurado si se limitase a una mera presentación en listas de un partido, de personas de otro partido, sin que existiera ese previo acuerdo político que preserve la identidad de ambos, y que no tendría virtualidad si no alcanza un acuerdo federal, pues sería ilógico ir juntos en unos lugares y separados en otros, pues nadie entendería que si se trata de un acuerdo político entre fuerzas, no compensadas en número, sino en significado social, se haga en unos sitios y en otros no.

Ésta es la llamada a la reflexión que quiero hacer en público. Somos fuerzas diferentes, pero que debemos converger en forma colectiva y en todos los lugares. Que la apreciación que electoralmente se haga sea entendida como en realidad es: un acuerdo político entre el PSOE y Nueva Izquierda que resume bastante la historia de lucha por la democracia de la izquierda, y en la que Nueva Izquierda es también una identidad colectiva que aporta, más allá de los dos partidos, el conjunto de nuevas sensibilidades de la izquierda.

Porque creo que hay mucha desinformación, y a veces informaciones malintencionadas que no responden a los verdaderos sentimientos que estamos encontrando a partir de nuestra convergencia en Madrid, y que analizamos positivamente; pero que si no seguimos profundizando en esta convergencia de una forma leal y sin deseos de entreguismo o no reconocimiento de la identidad diferente, no estaremos en el buen camino emprendido, sino cerrando puertas de nuevo que a nada diferente van a conducir.

Es un desafío que mucha de la gente progresista de nuestro país nos agradecerá y que, sin embargo, no entenderían que no fuera así. Por ello, y desde el convencimiento de que estamos en una apuesta conjunta desde la diferencia para trabajar juntos y sobre todo para intentar recuperar un Gobierno progresista y solidario en nuestras ciudades, en nuestras comunidades, en España y en Europa, que avance por el camino de otros países de nuestro entorno, que con acuerdos entre partidos grandes y pequeños han logrado elaborar ese proyecto en común. Nuestras gentes se lo merecen y nosotros debemos posibilitarlo. Ésa es la apuesta de Nueva Izquierda y es la que hemos ofrecido al partido socialista y la que queremos ofertar al conjunto de las gentes de la izquierda.

Cristina Almeida Castro es presidenta del PDNI.

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