Ningún juego como el fútbol
El deporte escolar es una radiografía de las preferencias deportivas de los adultos. La adhesión al programa de los Juegos Deportivos Escolares - iniciativa impulsada hace 18 años por la Diputación vizcaína- explica por qué dentro de un par de décadas el fútbol seguirá siendo el deporte faro, y el baloncesto su pálido segundo. El 43 % de los 33.240 alumnos inscritos esta temporada en las actividades del deporte escolar se empeña en emular a los jugadores del Athletic. El fútbol y su impacto sociológico se retroalimentan de esta forma en los patios de los colegios. Sin embargo, los más jóvenes disponen de otras 29 actividades más, mucho menos solicitadas, para engancharse al deporte, que es de lo que se trata. Igualmente en el capítulo de los objetivos, se encuentra uno menos evidente: diversificar las preferencias de los alumnos para impulsar las actividades más anónimas. La relación de adhesiones mantiene en el lado de los desfavorecidos aquellos deportes ya minoritarios: bádminton, béisbol, frontenis, patinaje, rugby, soka tira... suman apenas un 2% de las preferencias. Para equilibrar la balanza, las actividades complementarias del programa diseñado esta temporada por la Diputación de Vizcaya favorecerán la formación multideportiva de los escolares (a través de la práctica de actividades menos habituales como el triatlón, por ejemplo), la iniciación en modalidades poco populares y la formación de los técnicos que participan en estos Juegos Deportivos. Dentro de este apartado, las II Jornadas de Educadores de Deporte Escolar (desde ayer hasta mañana) pretenden paliar la escasez de cultura deportiva de muchas de las personas que invierten su tiempo en la promoción de estas actividades. Se trataría de educar en el deporte marginando su componente competitiva. Ningunear, en definitiva, la profesionalización del deporte y su amplia repercusión en los medios de comunicación. El deporte educativo, que busca el desarrollo armónico del sujeto y potenciar los valores del ser humano, está todavía sujeto a las reglas del azar y su eficacia es difícilmente comprobable. La formación en cuanto a sentimientos y calidad humana queda todavía sujeta a demasiados azares y choca con la visión que la sociedad tiene del deporte: una forma más o menos sana de competir. Según los expertos, el deporte fomenta la nobleza, la valentía, la constancia, el espíritu de lucha y sacrificio, la cooperación o el compañerismo, razón por la que,tal y como explican los impulsores de estos juegos, la competición escolar rechaza la especialización temprana, la búsqueda de campeones, el sacrificio extremo prematuro o la profesionalización precoz. Con todo, nadie se atreve a responder a la pregunta evidente mil veces planteada por los técnicos de la Diputación de Vizcaya: ¿será la sociedad actual capaz de asimilar este tipo de deporte?
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