La soprano Renata Scotto compara el público del Victoria Eugenia con el del Carnegie Hall
Renata Scotto, soprano italiana afincada en Nueva York, visita por segunda vez San Sebastián invitada por la Asociación Cultura Musical para ofrecer un recital operístico con obras de Gluck, Mozart, Bellini y Rossini, entre otros compositores clásicos. Renata Scotto posee una dilatada y brillante trayectoria profesional en el campo de la interpretación cantora que le ha permitido visitar las más afamadas salas musicales del mundo, entre las cuales incluye el Teatro Victoria Eugenia por poseer un público que le hace sentirse "en el Carnegie Hall de Nueva York".
Renata Scotto ha levantado tantos clamores en sus actuaciones como alabanzas de la crítica especializada a lo largo de su extensa carrera profesional. Ahora compagina la actividad concertista con la dirección de escena, las lecciones en su academia, la preparación de nuevas óperas y la grabación de un disco con guitarra española y música del maestro Granados. Su agenda le traslada sin descanso de norte a sur y de este a oeste para engrosar éxitos en un currículo interminable. Mañana dormirá en Nueva York, pero hoy está en San Sebastián para ofrecer un concierto dirigido a "un público selecto". Esta tarde actúa en el Teatro Victoria Eugenia a partir de las 19.30 acompañada por el pianista Edelmiro Arnaltes, natural de Cuenca y residente en Viena. El programa contiene obras de Gluck, Mozart, Bellini, Rossini, Poulenc, Strauss, Granados y Obrador. Eso será posible si "hay suerte y me levanto con voz, porque todos los días, al levantarme, tengo que comprobar si tengo voz o no", confiesa la soprano italiana. La interpretación Renata Scotto se declara admiradora de Verdi ("el número uno") y de Puccini, de quien ensalza "el repentino impacto de emociones que traslada al público". Se alía con la corriente defensora de la ópera lírica clásica porque "ya no se puede escribir más aparte de lo que conocemos de los clásicos. Es un ciclo que está cerrado pese a que los intelectuales actuales quieren abrir nuevos caminos musicales. Todas las fórmulas musicales están agotadas y el único avance posible debe producirse por la vía de la interpretación". Por eso reniega de la vulgarización que algunos tenores y sopranos están haciendo de la lírica musical para promocionar sus grabaciones. Esta faceta es la que mejor domina, no en vano en su repertorio se contabilizan más de un centenar de roles y prestigiosos premios, como el Franco Abbiati de la crítica italiana y el Frankfurt Allgemeine por su interpretación de la Mariscala en El caballero de la rosa de Richard Strauss, su primer papel en lengua alemana. Combina sus actuaciones con las mejores orquestas del mundo con la dirección de escena en el Metropolitan neoyorkino, donde debutó con Madame Butterfly de Puccini. Como artista confiesa su predilección por "personajes con una profunda carga emocional y psicológica", aquellos que no están a su "alcance en la vida real, como los introvertidos y freudianos". "Me permiten jugar muchos con las palabras y los sentimientos", reconoce. "Nunca aceptaré una ópera si no me gusta el personaje, como Il trovadore, que no volveré a hacerlo nunca más", admite Renata Scotto. Los nuevos talentos La búsqueda y el apoyo a nuevos talentos del canto es una faceta que la soprano italiana no descuida. Posee una academia en Italia y próximamente abrirá otra en Nueva York, donde descargará sus conocimientos en los jóvenes: "Ellos son los encargados de dar impulsos a nuestra carrera. Lo que yo aprendí de mis maestros no me pertenece, le corresponde disfrutarlo al público y a los estudiantes". A los jóvenes les inculca que esta carrera combina la faceta laboral o profesional con la artística. Es un trabajo y a la vez un arte. Es inútil convencer a un joven de los atractivos de esta profesión porque es una cuestión vocacional y, sobre todo, de desarrollar el talento innato. Los artistas de la interpretación musical no se hacen. El problema es, casi siempre, a la inversa, es decir convencer a los que no tienen talento para dejarlo porque no tienen nada que hacer en esta profesión". Scotto, en un alarde de gentileza, alaba el interés existente en España por el recital operístico. "Aquí el oyente tiene una alta cualificación musical; se ama y aprecia la cultura camerística y el concierto clásico, lo que no ocurre en mi patria", asegura la soprano.
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