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CONSUMO APROBADA UNA NUEVA ORDENANZA MUNICIPAL

Valencia suaviza las restricciones a la venta de alcohol en la calle

El Ayuntamiento de Valencia aprobó ayer una modificación de la ordenanza municipal reguladora de las actividades, instalaciones y ocupaciones en la vía pública que suaviza las restricciones establecidas en la Ley de Prevención de Drogodependencias en lo referente a la venta, suministro y consumo de bebidas alcohólicas en la calle. Con la nueva ordenanza, el Ayuntamiento se reserva la posibilidad de autorizar estas actividades en las fiestas de barrios o pedanías y no sólo durante las Fallas, por San Juan o en la Feria de Julio.

La comisión municipal de Urbanismo aprobó ayer la modificación del artículo 10 de la mencionada ordenanza, que queda así: "No existirá prohibición de venta, suministro y consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública cuando se realice con ocasión y motivo de la celebración de fiestas patronales y locales de la ciudad en su periodo tradicional". Las fiestas falleras, entre los días 15 y 20 de marzo; las verbenas de San Juan, en la noche del 23 al 24 de junio y en el fin de semana más próximo; la Feria de Julio, en los días de ese mes que incluyan festejos o espectáculos previstos en el programa oficial de actos, y las fiestas singulares de las pedanías o barrios de la ciudad, son los periodos "tradicionales" considerados. La oposición criticó el hecho de que el gobierno municipal del PP aprovechara el mes de agosto para sacar a información pública la propuesta de modificación de la ordenanza, lo que dio como resultado que no se presentara ninguna alegación dentro de los plazos legales. Dos alegaciones presentadas fuera de plazo por dos asociaciones vecinales no han sido tenidas en cuenta a pesar de que fueron incorporadas al expediente. Ambas alegaciones mostraban su preocupación por la nueva norma municipal tanto por la posibilidad de que el Ayuntamiento propicie con ella un aumento del consumo de alcohol, como por los trastornos que su aplicación puede suponer para los ciudadanos. En ambos casos se considera que al desarrollar el artículo de la Ley de Drogodependencias de la Generalitat referido a las prohibiciones, la nueva norma municipal introduce una posibilidad no prevista en ese texto. Los vecinos opinaban que la excepción prevista en la ley referente a las fiestas patronales y locales no puede hacerse extensiva a cualquier festejo que considere el Ayuntamiento. Según una de las alegaciones presentadas por las asociaciones vecinales, el criterio que se ha tomado para ampliar los periodos en los que se podrá vender alcohol "es únicamente económico para determinados colectivos, sin tener en cuenta que con esta modificación se está fomentando desde la primera institución de la ciudad el aumento de posibles drogodependencias, el aumento de alcohólicos". Y añade: "En cada barrio, en cada gremio, en cada pedanía y en cada colectivo festivo existe un patrón, si a cada uno de ellos se les va a permitir la venta y el consumo de bebiudas alcohólicas, sería el momento de plantearnos en qué ciudad nos ha tocado vivir si lo único que preocupa a sus gobernantes es la fiesta y el jolgorio para unos, en perjuicio de la calidad de vida para el resto". En otra alegación se señalaba que la nueva redacción de la ordenanza municipal "consagra el hábito actual del montaje de fiestecitas por calles y barrios que afectan al descanso de los vecinos y que proliferan sin ton ni son". Acceso ferroviario Por otra parte, la comisión de Urbanismo se pronunció ayer en torno al proyecto de acceso ferroviario al puerto de Valencia. Y se inclinó mayoritariamente por la llamada solución centro, la prevista en el Plan General de Ordenación Urbana. Ese trazado es también el que apoyan la Generalitat y el propio puerto, según aseguró el concejal delegado de Urbanismo, Miquel Domínguez.

La libertad y el control

La nueva regulación municipal en torno a la venta, suministro y consumo de bebidas alcohólicas, en las calles suaviza las limitaciones estabecidas en la Ley de Drogodependencias, considerada por muchos demasiado restrictiva, y criticada porque las prohibiciones que incluye inciden de forma directa en las libertades individuales y afectan a usos y costumbres muy arraigados. Pero la nueva ordenanza del Ayuntamiento de Valencia no parece ir tanto por el camino de ampliar esas libertades como por el de contentar a algunos empresarios y a una clientela que también vota. El otro motivo de la modificación, el que radica en la imposibilidad material de ejercer un control efectivo de las restricciones de la ley, choca sin embargo con la responsabilidad de la Administración de velar por la salud de los ciudadanos, especialmente de los más jóvenes.

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