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FÚTBOL: PRIMERA DIVISIÓN

El Depor equilibra con juego el febril acoso del Atlético

Buen partido en el Manzanares con un duelo de estilos y un fútbol de gran intensidad

Santiago Segurola

Si en el fútbol cabe todo, este partido lo reflejó perfectamente. Al fanatismo sacchiano del Atlético se opuso el aire sereno del Deportivo, un equipo que juega bien en el viejo sentido de la palabra. Elabora con paciencia y criterio, funciona sin estridencias y aprovecha al máximo la calidad de sus estrellas. Otra cosa es que sus estrellas tengan una gran dedicación. Jugadores como Fran o Djalminha se desempeñan con intermitencia, con raptos geniales y momentos meláncolicos. Desde luego sin la vibración militarista de la mayoría de los futbolistas del Atlético, cada vez más convencidos de las tesis de Sacchi. El caso es que el encuentro reunió dos modelos y del enfrentamiento salió un fútbol digno, interesante a ratos, emotivo casi siempre, discutido de principio a fin. Todo ello presidido por la honestidad. Apenas hubo faltas y nadie quiso sacar ventaja de la trampa y las males artes.El partido atravesó varias fases, cosa que habla bien de los dos equipos, cada uno en su ley. El Atlético jugó según el estilo marcial de Sacchi. Hay una veta fundamentalista en el Atlético que cuadra perfectamente con el carácter de su entrenador, un hombre de profundas convicciones cristianas, de los que muy probablemente están convencidos de la redención por la vía del trabajo. Por el trabajo minucioso y bien organizado, en este caso.

ATLÉTICO 1 - DEPORTIVO 1

Atlético de Madrid: Molina; Serena, Torrisi, Chamot, Toni; Roberto (Correa, m. 87), Bejbl, Valerón, Lardín (José Mari, m. 74); Juninho y Kiko.Deportivo: Songo'o; Armando, Naybet, Schurrer, Romero; Flavio (Scaloni, m. 66), Mauro Silva, Ziani (Donato, m. 80); Djalminha y Pauleta (Turu Flores, m. 66). Goles: 1-0. M. 75. Roberto mete un balón por la derecha a Valerón, que centra hacia el segundo palo. José Mari se estira y marca. 1-1. M. 83. Mauro Silva se hace con el balón en el medio campo, avanza sin oposición hacia la línea de defensas del Atlético y mete un gran pase a Djalminha, que supera a Molina con una vaselina. Árbitro: Andradas. Amonestó a Armando y Mauro Silva. Unos 40.000 espectadores en el Vicente Calderón. Donato batió con 347 el récord de partidos disputados en Liga por un jugador nacido fuera de España.

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El problema del Atlético es la descompensación que existe entre su febril actividad defensiva y el rendimiento que saca al uso del balón. Casi lo contrario que el Deportivo, que tiene una extraordinaria facilidad para producir fútbol. El contraste de estilos produjo un partido notable. Alrededor de la pelota, los habilidosos centrocampistas del Deportivo desarmaron la compulsiva presión del Atlético durante el primer tiempo.

El Deportivo tuvo mérito en su juego, porque el Atlético le corría en todas las jugadas. Pero la capacidad pasadora de Mauro, Ziani, Fran y Djalminha superaba el frenético ejercicio del Atlético en la presión. La única deficiencia del equipo gallego radicó en su debilidad para concretar su buen juego frente a Molina. Sólo Pauleta se animó a rematar y en ninguna ocasión lo hizo con precisión e instinto. Molina le sacó tres tiros, con una consecuencia desmoralizante sobre el Deportivo, que comenzó a resentirse del efecto disuasorio que tiene la presión del Atlético.

El equipo de Sacchi actúa con una intensidad indeclinable. Sus rivales se mueven en un campo de minas. Necesitan mucha fe para mantenerse firmes y no decaer ante el empuje febril del Atlético. El Deportivo terminó por capitular, quizá porque no había otro remedio. Le faltó pegada cuando lo necesitó y poco a poco se desvaneció. En los últimos minutos de la primera parte comenzó a verse que el encuentro cambiaba de mano.

Después de perseguir sombras durante mucho tiempo, el Atlético salió a flote por el beneficio de su obstinación. El Deportivo había sacado lo mejor de sí mismo, sin conseguir nada a cambio. Entró en una fase depresiva y llegó la hora de los locales. En el capítulo de la actitud, el Atlético fue irreprochable. Cuando se defendió y cuando atacó. Otra cuestión es su necesidad de pasar por el filtro de Kiko, que acostumbra a mejorar todo lo que pase por sus botas. Esta vez Kiko participó de forma muy difusa, sin la claridad de otros días. Quedaba la posibilidad de Juninho, pero el brasileño no acaba de encontrar su lugar en este equipo. Circula por todos los lugares, de manera arbitraria la mayoría de las veces. Su dispersión fue compensada por Valerón, que tuvo un papel decisivo en el segundo tiempo. Sin hacer un gran partido, Valerón fue todo lo concreto que no es Juninho. Su juego tiene sentido. Su aparición en el gol del Atlético no resultó caprichosa.

El tanto pareció formalizar el triunfo de la fe sacchiana, pero el Deportivo emergió de nuevo. Fran había desaparecido en combate y Djalminha pasaba desapercibido, pero Mauro Silva es de otra clase, un centrocampista consistente y listo que relanzó a su equipo. El empate nació de una poderosa progresión suya, coronada por Djalminha de forma exquisita, como acostumbra. Un gol espléndido para cerrar como se merecía un partido intenso, poderoso y muy interesante.

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