Eguiagaray dice que la mesa de Argel tuvo "poco contenido"
"Algunos pensaron que estábamos dejando allí las esencias de la patria", asegura el ex ministro del PSOE que negoció con ETA
Durante las negociaciones de Argel, ETA afirmó que el Gobierno del PSOE les sugirió que se podía reformar la Constitución "pero que no era el momento idóneo para hacerlo". Juan Manuel Eguiagaray, uno de los negociadores del Ejecutivo en 1989 reconoce, ahora, que sí pudieron decir a los terroristas que "todo es reformable" pero que ni se comprometieron en esa reforma ni hubieran podido hacerlo. "Algunos pensaron que estábamos dejando allí las esencias de la patria pero las conversaciones fueron de poco contenido", asegura.En la mesa de Argel sólo habló en nombre de ETA Eugenio Etxebeste, Atxon, un biólogo especialista en mariposas. Los miembros del comando Madrid, Belén González e Ignacio Aracama, Macario, que integraban con él la delegación etarra se limitaban a tomar notas y a escuchar a Rafael Vera y a Eguiagaray, los negociadores del Gobierno. "Eran dos cirios que adornaban al plenipotenciario. Nunca abrieron la boca", recuerda nueve años después el ex ministro para las Administraciones Públicas.
En el chalet del Club de los Pinos, urbanización al sur de Argel donde se celebraron los encuentros, el Gobierno del PSOE y ETA discutieron durante dos meses sobre derecho, economía, agricultura, fiscalidad y política. Pero las cinco reuniones mantenidas entre enero y marzo de 1989 no bastaron para que la banda exigiera contrapartidas políticas concretas.
Eguiagaray, que asistió a aquellos encuentros, asegura ahora que hablaron "de todo" sin obstáculos pero incide en que ETA"no puso sobre la mesa una lista de contrapartidas. No se llegaron a plantear de manera formal y por escrito. Solo hubo un ideario muy general. Se habló a un nivel con muy poco contenido. En cambio, cuando regresábamos a Madrid a informar al Gobierno y éste lo hacía a los partidos no faltaron quienes creyeron que en Argel estábamos dejando las esencias de la patria".
"Ni aunque hubiéramos querido habríamos podido decir sí o no tal o cual punto de la alternativa KAS o sustituir a los partidos. El debate sólo se podría haber dado en el marco democrático y a esa situación no se llegó", señala.
Antxon se empeñó en dar su versión sobre los derechos históricos del pueblo vasco, sobre el Estatuto de Autonomía y sobre la historia de ETA. "Su descripción nos pareció un absoluto disparate. Querían saber qué pensábamos nosotros. Hice una exposición de la Constitución y del Estatuto con un análisis comparativo. Conversamos sobre agricultura, algo que a él le interesaba mucho, y yo pensaba: "¿Qué diablos hacemos aquí hablando de agricultura con éste?".
Uno de los seis asesores de ETA que se entrevistaban con los tres etarras en una sala contigua del chalet reconoce ahora que el diagnóstico de Antxon sobre el problema vasco ocupó demasiadas reuniones. "Fue demasiado largo. Más efectivo habría sido ver cómo salíamos de ahí". Entre los asesores figuraban los abogados Iñigo Iruín y Txema Montero, entonces ligados a HB, que acudieron con el Código de Derecho Administrativo del profesor Eduardo García de Enterría.
Obsesión enfermiza
Según Eguiagaray, a partir de la segunda reunión las conversaciones se agotaron en la discusión de los comunicados que emitieron ambas delegaciones para informar del desarrollo de la mesa. "Su obsesión por los comunicados y sobre el carácter político de las conversaciones era enfermiza. Demostrar al mundo que habían conseguido hablar cara a cara con el Gobierno. Entonces en ETA no existía una voluntad de acabar con la violencia".El ex ministro destaca que todos los intentos de hablar con ETA sobre sus 500 presos resultaron baldíos. "¿Qué quereis hacer con vuestro Ejército? La mayoría están en la cárcel", insistíamos. "Pero Antxon eludía el tema. Contestaba que eso lo dejábamos para el final. Pensaba que hablar de los presos desde el principio era un síntoma de debilidad".
Uno de los asesores de ETA afirma que ETA buscaba un reconocimiento de la autodeterminación en la Constitución.
La Mesa de Argel se rompió por la diferencia semántica entre el comunicado de ETA y el que hizo público el Gobierno. El que los terroristas decían haber acordado hablaba de "solución política negociada" y el del Ejecutivo de "solución acordada y definitiva". Uno de los asesores de ETA critica la "ambigüedad" del Gobierno en aquellos encuentros pero reconoce ahora, nueve años después, que la organización se equivocó al romper la tregua. "Fue un grave error", afirma.
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