¿Aspirina? No, "aspirine"
Francia aconseja a los médicos de los equipos utilizar sólo medicamentos franceses
"El maletín de enfermera de la señorita pepis, y encima en francés". Los médicos de los equipos ciclistas de todo el mundo, profesionales serios, responsables de la salvaguarda de la salud de corredores, directores, mecánicos, masajistas, relaciones públicas y demás parientes que mueve un conjunto profesional, no sabían dónde meterse, si cortarse las venas o dejárselas largas. "El maletín de una enfermera", decía un galeno español. "Y en francés". Y soltaba una risa sardónica y triste, muy poco respetuosa con el entorno de alto standing del foyer del hotel Concorde LaFayette, a un paso del Arco del Triunfo.
En París. Reunión general convocada por la asociación de equipos. Orden del día: deberes, derechos y responsabilidades de los médicos de los equipos ciclistas a raíz de los profusos escándalos acaecidos en el pasado Tour de Francia. Ambiente: cargado. Estilo: didáctico. Prohibido protestar. Ocurrió el pasado miércoles. Justo al lado de la puerta de la sala Saint Cyr, lugar del encuentro, una mesa acoge a los médicos participantes en un congreso patrocinado por los laboratorios Janssen-Cilag, los que más EPO fabrican y venden. Ironía.
Experiencias de registros
Después de variadas monsergas que consumen un par de horas de asamblea discusiones bizantinas del estilo: ¿cómo va a ser el médico responsable de que un corredor dé positivo cuando el deportista es una persona mayor que puede meterse al cuerpo lo que le pluga y, además, el doctor no está, ni mucho menos las 24 horas del día controlando lo que ingiera?. La reunión entra en harinas prácticas cuando cada médico presente en el pasado Tour o en posteriores carreras disputadas en tierras francesas comienza a desgranar sus duras experiencias de registros. No están los españoles que más sufrieron el celo policial, como Nicolás Terrados (ONCE), ni los implicados por las confesiones íntimas de los "festinas" (como José Aramendi, del ONCE, y Fernando Jiménez Díaz, del Festina), pero sí Guillermo Cuesta (Vitalicio), que vio cómo en octubre la policía francesa que no distinguía un corticoide de un diurético reventaba la tapicería de los coches del equipo buscando productos prohibidos. O José Ibarguren, el médico de Éibar del equipo belga Lotto, a quien un policía que practicaba el fisioculturismo le registró el maletín buscando anabolizantes. O Eufemiano Fuentes (Kelme), que se autoproclamó el "temerario". "Nos hemos puesto serios y hemos preguntado a monsieur Legeay qué es lo que podíamos llevar en nuestro botiquín para que la policía no nos requisara medicamentos, la prensa no publicara que nos habían cogido con productos prohibidos y toda esa cadena. Y nos ha dado la lista".Vendas, apósitos, tiritas, mercromina, agua oxigenada, alcohol, tampones, algunos corticoides, antibióticos, antiulcerosos, productos para la sinusitis. "Medicamentos básicos", dice otro médico. "Demasiado básicos, con otro problema: hablan de una cantidad razonable de cada uno, pero no dicen qué consideran razonable. ¿10? ¿5? ¿1?". "Pero lo peor no es eso. Lo peor es que si corremos en Francia no podemos llevar más que medicamentos fabricados en Francia, con el prospecto y la caja en francés", sigue Fuentes. "Y yo les pregunto, "¿hasta la aspirina tiene que ser francesa?". Y me responde: "oui, tiene que ser "aspirine". Si no, lo consideran estupefaciente, sólo por ser un medicamento extranjero". Francia es el único país de la UE que obliga a cumplir estrictamente la norma europea que prohibe la libre circulación de medicamentos en grandes cantidades.
"Lo dicho", concluye Fuentes. "Soy un temerario. He corrido el Tour con aspirina en el botiquín" Que no se atreva, de todas formas, el médico del Kelme a arriesgarse el próximo mes de julio: todos los datos conocidos apuntan a que el cerco policial al ciclismo no cesará. Y cuidado, no se pasen con las ""aspirines".
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