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La mano negra de la Encarnación

La historia se remonta al uno de octubre de 1973. Ese día, 250 comerciantes abandonaron el viejo mercado de la Encarnación de Sevilla, ubicado en el centro de la ciudad, bajo la firme promesa de que "en un par de años" les construirían uno nuevo. Hoy, 25 años después, 80 supervivientes aguardan que la promesa se cumpla, en un solar cercano, bajo un techo de uralita. Recordando aquella fecha, el pescadero Manuel Tereñez comenta que, entonces, al marcharse a la mili, su padre le dijo: "Antes de que vuelvas ya estaré otra vez en la pescadería". "Pero... Se jubiló mi padre, se ha licenciado mi hijo, y, al paso que vamos, se licenciarán también mis nietos antes de volver", recuerda Manuel, escéptico y pesimista. Pero no hay mal que cien años dure, y un acuerdo firmado el pasado mes de mayo entre los comerciantes y la Gerencia de Urbanismo, aprobado ya por el Pleno municipal, compromete al ayuntamiento a iniciar los trabajos para la construcción del nuevo mercado. "Al no poder materializar la concesión que tenían, los comerciantes han recurrido a nosotros y va a ser el municipio el que asuma la obra. Habrá dos plantas de aparcamiento subterráneo y otras dos para galerías comerciales. La parte superior será una gran plaza pública. Aunque el proyecto está aún por concretar, lo que es seguro es que el solar será urbanizado y los comerciantes tendrán su mercado", explica Mariano Pérez Ayala, delegado de Urbanismo. "Yo, como santo Tomás, hasta que no lo vea, no me lo creo", afirma Mercedes Lozano, que regenta un puesto de aceitunas de seis metros cuadrados y al que, después de más de 20 años de espera, decidió, no hace mucho, lavarle la cara, colocándole azulejos nuevos. Y Bernardino Rodríguez, dueño de una frutería, sentencia: "Llegue aquí joven, con 34 años, y me voy abuelo". Otros tuvieron peor suerte y murieron. Y muchos más han sido los que, aburridos, arrojaron la toalla y cambiaron de oficio. "Porque aquí hay una mano negra que ha estado detrás de nosotros", dice Domingo Alcantarilla, 42 años, hoy vicepresidente de la Sociedad Cooperativa Andaluza del Mercado de la Encarnación. Y añade: "Siempre ha habido demasiadas aves de rapiña en torno a este solar". La renuncia a sus derechos ha dividido a los cooperativistas. "No hay un sólo mercado en el mundo que, estando bajo tierra, funcione", comenta, refiriéndose al nuevo proyecto, Paco Rodríguez, propietario de una carnicería. "Aquel fue un día triste para el comercio sevillano", recuerda Rodríguez. El entonces alcalde, Juan Fernández García del Busto, les prometió "el oro y el moro" según diversos testimonios. Pero han tenido que pasar seis alcaldes más, un cuarto de siglo, e innumerables abogados (entre ellos el actual ministro de Trabajo, Javier Arenas), para llegar a una solución. "Y... proyectos financieros... ni se sabe", señala Alcantarilla. Y cita a José Luna Gasquet, que murió en extrañas circunstancias en Portugal, después de haber adelantado un millón para el inicio de las obras, o al grupo EUSA, que dio también "un puñado de millones", y desapareció después, cuando la crisis de Banesto. Muchos han sido los grupos económicos que se han interesado por la cooperativa y el solar, pero siempre, esa mano negra de la que habla Alcantarilla, paralizaba en el último instante el proyecto. Ahora el mercado provisional de la Encarnación sobrevive saltándose toda las leyes, normas y reglamentos vigentes de higiene y salubridad. "Y encima éste es un solar privado por el que estamos pagando alquiler", señala Alfredo Álvarez, el presidente de la cooperativa.

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