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Tribuna
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Discurso

El presidente de la CEA, Rafael Álvarez Colunga, tomó posesión con un compromiso: "Prometo estar a la altura que se merece esta tierra nuestra tan querida, Andalucía". Bienvenidas sean, promesa y compromiso. La altura de esta tierra y sus merecimientos están marcados por su grandeza, por lo que el compromiso que contrae el presidente es una obligación de la CEA, atender y responder con toda la fuerza de que dispone la patronal, que es mucha, a una realidad socioeconómica que fue reflejada en su discurso de posesión. Sin embargo, no resultaría de extrañar que un hecho tan relevante, como es hacia dónde quiere ir la empresa en Andalucía, no calara en los andaluces con la profundidad necesaria para que el proyecto se desarrolle de forma eficaz y, lógicamente, genere ese mayor grado de bienestar social en el que el sector empresarial es pilar fundamental. La razón puede encontrarse en el hecho de que, en la mayoría de las veces, las tomas de posesión de cargos representativos van arropadas con frases que, más que constituir una decisión, no son más que el vestido que acompaña al acto, del que se desnuda nada más acabar, para seguir en cueros todo su mandato. Puede que ahora no sea así. La empresa destaca por su pragmatismo y hoy para alcanzar esos objetivos sabe que tiene que sustituir el tejido que entrelazó con una clase trabajadora que está en desempleo y sobrevive en medio de la riqueza que produjo. El mensaje es real pero también consciente. Para alcanzar los objetivos necesita de gobiernos central y andaluz, de sindicatos y de un empresariado joven. Por eso los pide y los exige, porque sin colaboración el objetivo es inalcanzable. En este discurso hay más que palabras. Se intenta cambiar para mejorar, pero los responsables del cambio deben tener en cuenta que la estructura que generen no favorezca, sino que impida, un futuro para la juventud andaluza, tan triste como el provocado por un empresariado anclado en un pasado paternalista e inamovible. Sus palabras han ido en sentido inverso al inmovilismo, la bienvenida a Cepes, Faecta y Autónomos así parecen refrendarlo. Si es así se podrían hacer verdad un discurso y una obligación, lo que generaría, además de productividad y empleo, algo tan importante en una sociedad libre como es la confianza de los ciudadanos en las personas que las representan.EUGENIO SUÁREZ PALOMARES

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