Álvarez Cascos anuncia que este mes el PP designará su candidato para las autonómicas

El Partido Popular (PP) designará este mismo mes su candidato a la presidencia de la Generalitat, que muy probablemente será su presidente regional, Alberto Fernández Díaz. Los dirigentes catalanes de este partido esperaban con gran expectación "el banderazo de salida" para iniciar el proceso de elaboración de candidaturas para el próximo ciclo electoral, y eso fue lo que consiguieron ayer tras reunirse en Barcelona con el secretario general del PP, Francisco Álvarez Cascos. Éste les transmitió que Cataluña pasa a ser una de las prioridades del partido.

Álvarez Cascos anunció ayer a la dirección catalana que la junta directiva del partido dará la semana que viene "el banderazo de salida" para las autonómicas catalanas. Según explicó Álvarez Cascos, este mismo mes se anunciará el candidato conservador a la presidencia de la Generalitat. El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, todavía no ha convocado los comicios autonómicos, pero todos los indicios apuntan a que se celebrarán en marzo. Pese a la incertidumbre del calendario, el PP se ha decidido a activar su maquinaria electoral porque, según explicó Álvarez Cascos, "el éxito no dependerá de ser buenos profetas, sino de estar preparado ante cualquier hipótesis". La reunión abordó específicamente asuntos electorales, pero paradójicamente no fue invitado a incorporarse a ella el responsable electoral del PP catalán, Armand Querol. Los dirigentes catalanes veían con creciente inquietud que la mayoría de los partidos políticos llevaban tiempo promocionando a sus candidatos, mientras que los conservadores seguían sin haber designado a ninguno de sus cabezas de lista para el próximo ciclo electoral. Desembarco Concluidos los comicios vascos, todas las miradas del PP se dirigen ahora hacia Cataluña, la única comunidad en que los conservadores no son ni siquiera la segunda fuerza política. Como consecuencia, los dirigentes catalanes esperan el inicio de un auténtico desembarco de altos cargos del Gobierno y de dirigentes del partido para tratar de romper la previsible polarización electoral entre el nacionalista Jordi Pujol y el socialista Pasqual Maragall. El gran avance del PP vasco, no obstante, ha añadido presión a los dirigentes catalanes, los cuales observan preocupados que todas las encuestas les otorgan sólo un mantenimiento del voto o como mucho un leve avance. Álvarez Cascos quitó importancia a las encuestas porque, en su opinión, el PP "siempre mejora las previsiones de los sondeos preelectorales". En las autonómicas de 1995, el Partido Popular pasó de 7 a 17 escaños bajo el liderazgo de Aleix Vidal-Quadras, que pese a ello fue sustituido en septiembre de 1996 por Fernández Díaz, tras los acuerdos entre José María Aznar y Jordi Pujol. Las dificultades para repetir un avance similar son vistas también con preocupación por la dirección actual, que en su día tuvo una dura batalla contra el equipo de Vidal-Quadras. Álvarez Cascos, que desempeñó un papel decisivo en la ascensión y defenestración de Vidal-Quadras, quiso ayer reconocer explícitamente el "buen trabajo" que a su juicio desarrolla la dirección regional. Elogios a Fernández-Díaz El vicepresidente del Gobierno no ahorró elogios a la gestión de Fernández Díaz: "El partido crece en afiliación y en movilización, y es capaz de mantener una actividad democrática de renovación. Es un buen ejemplo de cómo se puede hacer realidad una alternativa de centro". Un dirigente del PP catalán expresó tras la reunión que las palabras habían sido un reconocimiento a la "paz" que ha tenido el partido en los últimos dos años. La elaboración de las candidaturas del PP catalán será también una prueba para comprobar hasta qué punto está consolidada la paz interna. Las candidaturas del pasado ciclo electoral se elaboraron bajo la dirección de Vidal-Quadras, con lo que se prevé una importante renovación de las listas. Alberto Fernández Díaz integró en su día a todos los dirigentes identificados con el vidalquadrismo que aceptaron someterse a la nueva autoridad, pero varios dirigentes coinciden en que ahora se comprobará su auténtica voluntad integradora.