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Un paraguas exquisito

De las entrañas de la capa de suelo fértil, sobre la que viven multitud de especies vegetales, la biología nos sorprende con unas formas parecidas a paraguas, que de repente rompen el suelo y se adueñan de la hojarasca que estos días baila por los campos de Huelva. Los hongos parecen encontrarse a caballo entre los vegetales que tienen clorofila, ya que ellos no la poseen, y el reino animal con el que comparten el hecho de contener glucógeno ambos. Esta especie de flor se incorpora desde el suelo para madurar en muy poco tiempo y para diseminar las esporas que favorezcan la propagación de la especie. Al gurumelo se lo ponemos un poco más difícil, ya que se trata de una seta que está considerada un comestible excelente, con lo que le resulta más complicado poner en marcha su estrategia de propagación. Abrazado por el otoño andaluz y por la cálida luz del sol se puede ver al buen buscador con su navaja, recolectando ese manjar culinario. Todo puede ser si no se abusa, si se evita arrancar la seta para no dañar al hongo, si no se remueve el suelo innecesariamente. A las ardillas, a los jabalíes y a otros animales, también les resulta exquisito el gurumelo, que elige los suelos arenosos y las zonas abonadas para hacer acto de presencia.

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