La mirada en Lizarra

La decisión del Gobierno de entablar contactos con el entorno del MLNV, lo que incluye a ETA, habría sido recibida con alborozo y como un logro triunfal no hace tanto tiempo por Herri Batasuna y la propia organización terrorista. Quienes durante años se han estancado en reclamar esa negociación y con esos mismos protagonistas reciben ahora, sin embargo, con recelo el anuncio de que el Gobierno se va a dirigir directamente a ellos. Ésta es, quizá, la evidencia más clara de hasta qué punto las cosas han cambiado en el mundo radical abertzale y hasta dónde es profundo el convencimiento de que en solitario no son casi nada.

El fracaso de Argel, con el Gobierno socialista y ETA sentados frente a frente en un mesa de conversaciones, pesa en esta actitud nueva de poner por delante la fuerza colectiva que posee la Declaración de Lizarra. Nadie ha querido hurgar en la herida, pero si a algo ha renunciado el MLNV en Lizarra es a aspirar a negociar, como ha pretendido toda su historia, asuntos que atañen a la política vasca y en nombre de todos los vascos.