El PNV considera que hablar con ETA es sólo parte del proceso de paz
El PNV no tiene nada que objetar al establecimiento de contactos directos entre el Gobierno y ETA. Esa posibilidad se ha contemplado siempre, aseguran fuentes peneuvistas, como el camino por el que necesariamente tendrían que discurrir los acontecimientos. El silencio oficial que guarda el partido de Xabier Arzalluz tiene más que ver con ciertas dudas sobre la fase posterior, la de la negociación política de los acuerdos que los partidos vascos alcancen en la Mesa que el virtual lehendakari, Juan José Ibarretxe, piensa constituir.
, El PNV admite de buen grado que el Gobierno y ETA mantengan contactos directos para resolver los asuntos "técnicos" que conciernan al logro del silencio definitivo de las armas por parte de la organización terrorista. Más aún, el partido de Arzalluz ha tenido siempre por necesaria esa interlocución directa y mantiene la postura de no obstaculizar ni inmiscuirse en asuntos sobre los que considera que sólo ETA y el Gobierno deben hablar.El PNV, que ayer guardó por segundo día consecutivo silencio oficial ante el anuncio de Aznar, sí quiere, pese a esta postura de aceptación y respeto a esas conversaciones directas, algunas garantías. Fundamentalmente una: la de que el Gobierno entienda los contactos con ETA como una parte del proceso y no como el proceso en sí. Algunos sectores nacionalistas sí albergan la duda de que el Gobierno y el PP puedan tener la tentación de pensar que con la salida de los presos y la disolución de ETA se ha acabado el problema vasco. El PNV está de acuerdo en separar los procesos, pero exige que después de uno venga el otro, el de la negociación política con los partidos vascos.
"Esto va muy en serio"
Esos mismos sectores empiezan a ver necesaria ya una segunda ronda de conversaciones entre Aznar y los líderes de los partidos y, desde luego, un nuevo encuentro del presidente del Gobierno con Xabier Arzalluz.Las circunstancias han cambiado sustancialmente, dicen, porque ya se ha superado el momento preelectoral en que se produjo el anuncio de la tregua y porque se da por constatado que "esto va muy en serio". El PNV quiere oír de labios del propio Aznar, aunque no le va a obligar a decirlo en los periódicos, un esquema más perfilado de "lo que tiene en la cabeza". Si tanto el lehendakari en funciones, José Antonio Ardanza, como después Xabier Arzalluz avanzaron tras la tregua de ETA su disposición a postergar las discusiones políticas al logro de la paz, el PNV sí quiere la seguridad de que habrá esa segunda fase.
Miembros significados de este partido expresan su opinión particular de que se le debe dar comienzo en cuanto el próximo Gobierno vasco esté constituido. Sospechan que en el PP, estimulados por los buenos resultados electorales, hay quien alberga la idea de, con una ETA desactivada, dilatar en el tiempo la negociación con los partidos vascos, en un intento de desgaste del nacionalismo y de demostración de que detrás del terrorismo no existía problema alguno pendiente.
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