El sobrepeso y las aberturas del casco hundieron "L"Oca" en Banyoles

Los peritos que han elaborado el informe sobre las causas del naufragio del catamarán turístico L"Oca, en el que perdieron la vida 20 jubilados franceses el pasado 8 de octubre en el lago de Banyoles, presentaron ayer sus conclusiones ante la juez Montserrat Bastit. Los tres ingenieros navales atribuyen el hundimiento de la embarcación a un cúmulo de circunstancias en las que, por orden de importancia, destacan las aberturas de ventilación practicadas en el casco, la sobrecarga de baterías, que hacía disminuir la línea de flotación, y el peso del pasaje. Los tres ingenieros presentaron ayer su informe a la juez y le detallaron su contenido, elaborado a partir de las preguntas que ésta les planteó. Las rejillas de ventilación de la popa son la causa principal del naufragio. Se abrieron después que la embarcación saliera de los astilleros con el objetivo de evitar el calentamiento del sistema eléctrico, aunque en realidad, por su temeraria proximidad a la línea de flotación, actuaron como vía de entrada de agua. La investigación judicial se encamina a dilucidar quién efectuó estos agujeros. Tanto los propietarios de la embarcación como los responsables de los talleres Pons de Barcelona, que dirigieron buena parte de los trabajos de acondicionamiento y puesta a punto a que se sometió la embarcación en las aguas del lago, han negado haberlos abierto. Las baterías que instalaron los operarios de la empresa Tudor contribuyeron también a la tragedia. Elevaron hasta cuatro toneladas el peso total de la embarcación. A la hora de dotar de fuerza de tracción a los motores de L"Oca, se prestó mucha atención a la rentabilidad empresarial, intentando disminuir el tiempo empleado para realizar un itinerario completo alrededor del lago, y se menospreció el peligro que suponía la sobrecarga de la embarcación.