Señorial faena de Finito a un toro indultado por su nobleza
Lo insulso de la tradicional corrida con que aquí se celebra el Día de Muertos se salvó en parte gracias a la señorial faena que Finito de Córdoba le cuajó al emotivo Tarasco el que por su gran movilidad y nobleza fue indultado tras polémica decisión.
Finito de Córdoba saludó al tercero dibujando la verónica en una serie en que, embarcando al adversario, bajó las manos y girando la cintura con ritmo, echó la pata pa"lante enhebrando los lances que abrochó con solemne larga. Caminándole con garbo inició una faena en la que supo aprovechar la gran movilidad de la res brava que tuvo más de 80 recorridos. Ligó siete series de redondos y seis tandas de naturales en las que se acompasó a la fija y codiciosa embestida del astado. Con empeño trató de que el manso perdido que hizo sexto tomara la muleta pero como el morlaco sólo punteaba no pudo ejecutar sus pases y al abandonar el coso fue abucheado.
Delgado / Gutiérrez, Ortega, Finito de Córdoba
Toros de Julio Delgado, justos de presentación, mansurrones, flojos y bobos; excepto 3º, indultado por su buena casta.Jorge Gutiérrez: metisaca, pinchazo, metisaca y estocada caída (silencio); metisaca y estocada desprendida (silencio). Rafael Ortega: estocada caída (oreja); estocada caída (oreja). Finito de Córdoba: orejas y rabo simbólicos y vuelta al ruedo en compañía del ganadero; pinchazo y se echa el toro (pitos). Multado el picador José Luis Sánchez, de la cuadrilla de Finito de Córdoba, por picar al 6º tres veces en los medios. Plaza Monumental de Morelia, 2 de noviembre. Media entrada.
Rafael Ortega no contó del todo con la colaboración de su lote pero, en cambio, por su valiosa entrega sí la tuvo de la galería. Recibió de hinojos con una larga cambiada al desacompasado segundo y con los palitroques se lució en el segundo par, que colocó de adentro hacia afuera asomándose al balcón. En el último tercio sus tandas no tuvieron ligazón y la única verdad de su toreo fue en la ejecución de la suerte suprema aunque la colocación del acero fue defectuosa.
De rodillas otra vez esperó al distraído quinto y le recetó dos largas cambiadas. Muleteó por abajo a un cornúpeta descastado que no transmitía y que hacía el recorrido paso a paso. Por la buena ejecución de la suerte de matar la galería pidió el trofeo.
El que abrió plaza era un inválido al que Jorge Gutiérrez le sirvió de enfermero. Aunque a este diestro le haya tocado el lote más malo no se justifica que haya toreado con tanta vulgaridad como lo hizo con el soso y gazapón cuarto.
Babelia
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