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PROCESO DE PAZ EN EL PAÍS VASCO

Los presos de ETA se desmarcan del dictado de la banda

Un informe de Interior revela que los internos intentan por su cuenta el traslado a Euskadi

Los presos de ETA están cansados de vivir tan lejos de Euskadi. Y de que la estrategia diseñada por la organización terrorista para acercarlos -atentados contra funcionarios, huelgas de hambre, iniciativas políticas- se estrelle una y otra vez contra la rigidez del Gobierno. Así que han optado por la calle de enmedio. Según el último informe confidencial elevado al ministro del Interior por la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, un buen número de internos "ha optado de forma individualizada [desoyendo las directrices de ETA] por buscar el acercamiento al País Vasco a través de los permisos extraordinarios por razones familiares".

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Nunca hasta ahora los presos de ETA habían decidido por su cuenta y de forma individual -escamoteando el férreo marcaje de los abogados de la organización terrorista- su futuro personal. La rígida disciplina empezó a quebrarse tras el asesinato, en julio de 1997, del concejal del PP en Ermua Miguel Ángel Blanco. Aunque siempre de forma discreta, sin alharacas, más de la mitad de los presos de ETA -alrededor de 300 de un total que supera los 530- se fue acogiendo a los beneficios penitenciarios, empezó a redimir condenas: por cada dos días de trabajo, uno menos entre rejas.El siguiente paso consistió en un enfriamiento de sus relaciones con la dirección de la banda, sin llegar nunca -claro está- a la ruptura. Dentro de las cárceles supo a demonio encendido la actitud desesperada de la Mesa Nacional de Herri Batasuna para evitar su encarcelamiento: la huida de España, primero, la esmerada defensa jurídica, después. "De un seguimiento férreo de las instrucciones de la banda", se explica en el informe, elaborado después de la declaración de tregua, "se pasó a un carácter simbólico, sin seguimiento ni planificación ni control alguno". La confianza en la estrategia de ETA se frustró todavía más después de comprobar que ni la tregua en el frente carcelario -frente de makos en el argot de la organización- ni las propuestas de la comisión de derechos humanos del Parlamento vasco conllevaron un acercamiento de presos. La actitud inflexible del Gobierno, por un lado, y las grandes expectativas abiertas por la declaración de tregua, por otro, han provocado en los presos la sensación de que hay que volver a Euskadi cuanto antes.

"Se ha producido", detalla el informe confidencial al que ha tenido acceso este periódico, "un abandono paulatino de la estrategia que, a través de la vía legal, seguía el colectivo de presos por indicación de la organización terrorista y que se plasmaban en solicitudes masivas de traslados, denuncias ante los juzgados de vigilancia penitenciaria, huelgas de hambre, chapeos... [acción de protesta que consiste en no salir de la celda durante largos periodos de tiempo, trastornando la vida carcelaria]".

El informe, que fue elevado recientemente por el director general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste, al ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, recoge además la inquietud de los presos ante las últimas noticias referentes a la organización terrorista, incluida la declaración de tregua. Si bien, y a modo de conclusión, resalta "el aumento de los traslados por razones familiares y sanitarias". "Son cada vez más", añade, "los presos de la organización terrorista que optan por el acercamiento a través de la vía de los permisos extraordinarios, cuya concesión, en la mayoría de los supuestos, corresponde a los juzgados de Vigilancia Penitenciaria". Se escapan de esta forma, y aunque sólo sea de manera temporal, de la directriz política de dispersión mantenida a rajatabla por el Ministerio del Interior". Además, los presos suelen acceder con facilidad a este tipo de permisos "cuando alegan razones de enfermedad de los familiares más directos". A veces el acercamiento también se produce por la mala salud -o la necesidad de una operación quirúrgica urgente- del propio preso.

La atención de Instituciones Penitenciarias sobre el colectivo de presos de ETA se ha acentuado en los últimos días. Y también el secretismo en torno a ellos. Hasta el dato en principio más insignificante -cuántos han cumplido las tres cuartas partes de la condena o el número de presos por comunidades- intenta ser guardado de la luz pública. También sus comentarios. Del informe se deduce, salvo excepciones, que el cierre del diario Egin les llenó de desasosiego, y la declaración de tregua, de esperanza.

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