El Supremo aumenta las penas a tres policías que apalearon a dos peruanos

El Tribunal Supremo ha elevado las penas impuestas en su día por la Audiencia Provincial de Madrid a tres policías (uno de ellos, inspector jefe de la comisaría de Usera) acusados de golpear y maltratar a dos hermanos de nacionalidad peruana la noche del 26 de marzo de 1993.La condena final para los tres agentes -Benito G. S., Pelayo Z. L. y el inspector Miguel M. S.- consiste en dos años de prisión para cada uno, por un delito de lesiones graves.

El inspector había sido condenado por la Audiencia a 19 meses de prisión; y los otros dos agentes, a cumplir varios arrestos de fin de semana por una falta de lesiones. La nueva sentencia del Supremo, elevando las penas, se produce tras un recurso interpuesto por la Asociación Contra la Tortura.

Los hechos por los que se condena a estos tres policías ocurrieron pasada la medianoche, en el Cerro de la Plata y el Castañar, en Villaverde. Los hermanos Miguel y Efraín A. I, peruanos, se encontraban en ese momento en el interior de un coche.

Los dos policías condenados se acercaron a ellos y les pidieron la documentación. Miguel preguntó por qué no identificaban a otras personas. La respuesta del agente Benito G. S. fue golpearle en el estómago con la porra, al tiempo que le decía que quién era él para decir a quién debían identificar. Instantes después, espetó: "Este es un sudaca de mierda que está jodiendo igual que los otros", y volvió a golpearle con la porra. Su hemano también fue golpeado al intentar mediar en la agresión. Los gritos de auxilio de los hermanos alarmaron a los vecinos, que salieron a sus balcones. Los agentes le trasladaron entonces a la comisaría de Usera. Allí, el inspector Miguel M., responsable de la comisaría en ese momento, la emprendió a golpes con uno de los hermanos: le abofeteó y le propinó un rodillazo en los testículos y un puntapié en el pie izquierdo, según la sentencia. Las lesiones físicas tardaron en curar diez días, mientras que las secuelas psicológicas -neurosis traumática de angustia- exigieron un tratamiento de 55 días.