Arboleya descarta riesgos "a largo plazo" para la salud por el vertido

La controversia sobre los efectos en la salud de los metales pesados del vertido en el Guadiamar hizo tomar a los alcaldes de los 12 municipios afectados un "camino más activo". La reunión con el consejero de Salud, José Luis García de Arboleya, fue primera parada en este nuevo trayecto. "No ha habido ningún problema ni en los alimentos, ni en el agua, ni el aire", se reafirmó Arboleya. El catedrático de Toxicología y jefe del grupo de expertos en Salud de la Junta, Enrique Villanueva, fue más allá: "No hay riesgo ni a medio ni a largo plazo". Villanueva se desmarcó de las manifestaciones del director del Instituto de Toxicología de Sevilla, Manuel Repeto, quien alertó de las posibles consecuencias nocivas de los metales pesados en la salud. "Hay riesgos cuando los datos y los números lo avalan", indicó Villanueva, "y los mineros han trabajado durante años con cantidades de arsénico mucho mayores y no ha habido ningún caso de cáncer de pulmón ni de piel relacionado con estas sustancias". El consejero de Salud expuso los datos que ya presentó al Parlamento y que se basan en 11.000 análisis de alimentos y 1.000 muestras de aguas recogidas desde la rotura de la balsa minera de Aznalcóllar. El primer edil de Sanlúcar de Barrameda, Agustín Cuevas, indicó que las explicaciones de Arboleya habían "tranquilizado" a los alcaldes. La Junta mantiene que la coquina de fango de la desembocadura del Guadalquivir es apta para el consumo. Los alcaldes concertarán el próximo 4 de noviembre el "plan de refuerzo" para sectores económicos de la zona que plantearán a la Junta y al Gobierno central. Ese mismo día esperan reunirse en Madrid con el presidente del CSIC, César Nombela.