El Consorcio de Transportes eleva entre 85 y 155 pesetas el abono mensual para 1999

El transporte público sube, pero poco. Las tarifas para montar en metro, autobuses de la EMT, interurbanos y trenes de cercanías experimentarán el próximo año un estirón del 1,8%, equivalente a la previsión de subida del índice de precios al consumo (IPC) que maneja el Ministerio de Economía y Hacienda. Los nuevos precios suponen una "congelación técnica", al decir de los tecnócratas, y un incremento de entre 85 y 155 pesetas mensuales en el abono de transportes para el común de los mortales. El metrobús pasa de 670 a 680 pesetas: un 1,49% más.

Los madrileños tendrán que rascarse un poco más el bolsillo para utilizar el transporte colectivo, pero en una proporción muy discreta. El abono de transportes, el título más utilizado en la región (el 60% de los viajes se realiza con este billete de usos ilimitados durante un mes), eleva sus tarifas en torno al 1,95%. Como consecuencia de esta modificación, el abono de la corona más periférica, la C-2, supera por primera vez la barrera de las 8.000 pesetas: pasa de las 7.965 pesetas a las 8.120.En cuanto al metrobús (10 viajes), el billete ambivalente para metro y autobuses de la EMT, el ajuste tarifario es aún más discreto: un par de duros separan el precio estimado para 1999 (680 pesetas) respecto a las 670 que se satisfacen en la actualidad. El salto es de 1,5 puntos porcentuales. El metrobús cubre cerca del 34% de los desplazamientos que se realizan en el mapa del transporte público madrileño.

Los más afortunados con los nuevos precios propuestos en el Consejo de Administración del Consorcio Regional de Transportes son ese 4% de usuarios muy ocasionales, aquellos que se mantienen fieles al billete sencillo. Su precio se repite por tercer año consecutivo: desde el 1 de enero de 1996, adquirir un cupón para un solo viaje en Madrid sigue costando 130 pesetas.

Todo ello implica que los clientes menos constantes del transporte público son aquellos sobre los que no se repercute el incremento del coste de la vida. El presidente del Consorcio y consejero de Transportes, Luis Eduardo Cortés, lo razona así: "El problema es que no podíamos subir el billete único en una o dos pesetas. El incremento lógico es de un duro, y pasar de 130 a 135 pesetas dispara el porcentaje de subida a cerca de un 4%". Por ello, el Consorcio llegó ayer a la conclusión de que el precio de ese billete había que revisarlo en periodos más largos de tiempo. "Cada tres años, aproximadamente", concretó Cortés.

Igual que en 1998

El diseño tarifario previsto tras la reunión de ayer es muy semejante al que se estableció con vistas al ejercicio de 1998. Hace ahora un año, los responsables del transporte público decidieron que éste debía costar un 2% más de media, una décima por debajo del IPC previsto para todo el año. Cortés y su equipo en el Consorcio han asumido que una revisión anual de precios acorde con la subida de la vida es la situación "deseable".Bien distintas habían sido las cosas, sin embargo, en 1997. En aquella ocasión, las autoridades regionales endosaron a los viajeros una subida media del 5,5%, lo que propició la irritación de los sindicatos y las fuerzas políticas de la izquierda. "Es una medida contra los más desfavorecidos", alertaron entonces. A título de ejemplo, el abono de transportes para la zona A se disparó de las 4.025 pesetas a las 4.275 de un solo golpe. Cortés se excusó entonces con el argumento de que los billetes de usos múltiples (bonobuses y abonos) seguían constituyendo "un chollo".

En 1997, los indicios apuntaban en una dirección muy semejante. Incluso el presidente de la Comunidad, Alberto Ruiz-Gallardón, acusó al Gobierno central de abocar al transporte madrileño a un incremento de casi el 4%. El Ministerio de Economía recapacitó en el último suspiro y aportó 1.300 millones adicionales al Consorcio.

En la actualidad, la situación financiera del transporte colectivo parece haber emprendido la senda de la normalización. El montante total del presupuesto de la entidad asciende a 68.000 millones de pesetas, de las que 60.000 van a parar al suburbano. Las administraciones (Ayuntamiento, Comunidad y Estado) sufragan cerca del 50% del precio de cada viaje, lo que asegura, de momento, un futuro tarifario sin grandes sobresaltos.

"En cualquier caso", zanjó ayer Cortés, "no tengo más remedio que recordar que el usuario disfrutará en 1999 de más kilómetros de metro, trenes nuevos vagones con aire acondicionado o accesos para discapacitados, y todo por el mismo precio".

Por su parte, Eugenio Morales, concejal socialista en Madrid, se mostró ayer contrariado con la pérdida de 7,5 millones de viajeros que los técnicos vaticinan en la EMT, informa Europa Press. Los cálculos hablan de un 1,5% menos de transporte en superficie como consecuencia del presente bullir en el metropolitano. A juicio de Morales, los presupuestos de la EMT no se elaboran "en función de la mejora de la movilidad en la ciudad", y ello ocasiona el malestar del usuario. "En la última encuesta de movilidad, la EMT es el transporte menos valorado por la política equívoca del PP", recalcó.