Toneladas de emoción
Mark Lanegan y Mike Johnson. Mark Lanegan (voz), Mike Johnson (guitarra), Mark Olsen (guitarra), Ben Shepperd (bajo) y Mark Boquist (batería). Roxy Club. Valencia, 25 de octubre.Mark Lanegan, quien fuera líder de los ya desaparecidos Screaming Trees, puso una mano sobre el micrófono y con la otra agarró el pie nada más pisar el escenario. Así permaneció, prácticamente inmóvil durante los 40 minutos que duró el concierto, y a esa misma posición regresó las tres veces que tuvo que volver a salir para contentar a un público entusiasta que, además de calidad, requería cantidad. Sólo eso. El cantante norteamericano no necesitó mover ni un dedo, pues, para convencer y conmover a sus seguidores porque, a diferencia de otros artistas que precisan suplir sus carencias musicales con cualquier otro tipo de artificios, no era más que su voz desgarrada y, sobre todo, un buen puñado de canciones exquisitas lo que requería para ofrecer una de esas actuaciones que, según comentaban eufóricos algunos espectadores, debería figurar entre las mejores de la temporada cuando llegue el momento de realizar el recuento anual. Sin lugar a dudas. Lo más curioso es que no hay nada novedoso ni original en la propuesta de Lanegan, pero tampoco nadie lo echa en falta. El suyo es un rock típicamente americano que, además, recurre con frecuencia al country y el blues tradicional y se nutre de los mismos ingredientes que maestros como Nick Cave o Neil Young emplean para confeccionar sus mejores canciones. Rock árido y atormentado, interpretado con convicción por una formación sólida y perfectamente engrasada, y toneladas de emoción. Lógico que, en comparación, la ración de folk desnudo y dramático con la que abrió la noche Mike Johnson (ex bajista de Dinosaur Jr y colaborador habitual de Lanegan), aunque apetitosa, no pareciera más que una mera anécdota.
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