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5.000 mataroneses reciben a la "Garrafeta"

VIENE DE LA PÁGINA 1 Cinco mil mataroneses recibieron ayer domingo en la estación a la Garrafeta, una locomotora de vapor que ayer cubrió el trayecto Barcelona-Mataró en conmemoración del 150º aniversario de la primera línea ferroviaria peninsular. La Garrafeta entró en servicio en 1961 y todavía está en funcionamiento en la provincia de Lleida realizando viajes turísticos. La estación de Mataró acoge también una locomotora de vapor, la Escatrón, y un tren eléctrico de la serie 7.700, ambos construidos en 1953. Este acto festivo, en el que grandes y pequeños pudieron ver por dentro y por fuera estos trenes antiguos, forma parte de las celebraciones del 150º aniversario del primer trayecto ferroviario de la Península, aquel lejano 28 de octubre de 1848. Exposición en Barcelona La gran ausente en de los actos conmemorativos es la locomotora Mataró, la réplica de la primera que circuló en la Península. Esta máquina, construida en 1948 con motivo del centenario, forma parte de la exposición Expreso al futuro, que a partir del miércoles se podrá visitar en la estación de França de Barcelona. La primera máquina que circuló por España quedó destruida al caer del pedestal donde estaba colocada en la Exposición Universal de Barcelona de 1929. Lo único que se aprovechó fue su caldera, que se usó para el sistema de calefacción de la estación de França. Hace más de 150 años, cuando se decidió la construcción de la línea, el principal problema fue sortear la colina de Montgat. Un túnel, que significó el 10% del coste de la línea, permitió al tren pasar por la que se conocería como la muntanya foradada. El segundo problema era atravesar el río Besòs, donde se construyó un puente de madera que una riada destruyó en 1849. Así, el 28 de octubre de 1848 todo estaba preparado para el primer trayecto de tren de la Península. El semanario La Antorcha recogía en sus páginas la crónica de aquel hecho explicando: "La Divina Providencia ha querido que todo fuese completo en este día, el más glorioso después de la introducción de la imprenta, en los fastos de la nación española". El cronista, Mariano Gubí i Soler, indica que el día fue soleado y que al primer trayecto asistieron, entre otras autoridades civiles y militares, los obispos de Barcelona y de Puerto Rico. A las diez en punto de la mañana, la locomotora Mataró salió de la estación de Barcelona y se dirigió hacia la capital del Maresme parando en las principales poblaciones de la costa. "Fuimos, casi todo el camino, el más pintoresco de Europa, señores del espacio y con la rapidez del águila, en medio de millares de espectadores alineados a lo largo de ambos carriles, cuyos vítores, unidos a los sonidos de la banda de música que nos acompañaba, hacían resonar los aires", explica Gubí. A las once la comitiva estaba ya en Mataró y, tras almorzar, de nuevo montó en el tren y salió hacia Barcelona. De vuelta no hizo paradas y en el trayecto, que duró 37 minutos, se alcanzó la velocidad punta de 60 kilómetros.

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