Metal imaginativo
Moonspell, Therien y Darkside. Arena Auditorium. Valencia, 22 de octubre de 1998.Fernando Ribeiro apareció como un espectro sobre el escenario envuelto en humo y enfundado en una sotana, con alzacuello incluido, como si, en lugar de ofrecer un concierto, se dispusiera a oficiar una misa negra. La actitud amenazadora y el repertorio de poses supuestamente truculentas del vocalista (nada serio, en comparación con Marilyn Manson o Rammstein) no cesaron durante el resto de la actuación, pero el disfraz de sacerdote no le duró más de una canción. El tiempo preciso, por otra parte, para constatar y asimilar el descomunal giro estilístico que ha efectuado la banda portuguesa desde el convencional metal practicado en sus inicios a ese rock gótico que ya se intuía en Irreligious y por el que se han decantado definitivamente en Sin pecado. Nada nuevo, en efecto, pero bastante más aprovechable, sobre todo cuando exploran las posibilidades del sampler y los ritmos programados. Las comparaciones con Bauhaus no se sostienen ni con pinzas; menos descabellado resultaría definir a Moonspell como unos Sisters of Mercy de segunda. Ya puestos, no estaría de más que añadieran rock industrial a su dieta musical. Seguro que salían ganando. También Therion han querido traspasar las barreras del death metal tradicional con su último trabajo, Vovin. En este caso, con un interesante ejercicio de estilo que combina el rock más musculoso con la música clásica. La incorporación de tres vocalistas femeninas y oportunos arreglos de cuerda (que en directo sonaron enlatados) consiguen que el experimento funcione correctamente durante, por lo menos, media hora; después, la repetición de esquemas demasiado similares acaba pasando factura. Al final, aparcaron los coros y el clasicismo para ofrecer una pequeña propina, en forma de metal tortuoso, que algunos espectadores agradecieron más que los 50 minutos previos y que, además, dejaron en evidencia a unos Darkside totalmente previsibles, monótonos y prescindibles.
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