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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La retórica de los hombres sin sentimientos

¿Por qué hay que esperar una nueva matanza para castigar a los culpables? ¿Por qué 15 muertos juntos son más importantes que 15 muertos diseminados? ¿Por qué el valor de los seres humanos sube o baja en los mercados diplomáticos como las acciones? ¿Por qué ayer se dio la espalda al sufrimiento y hoy se es beligerante? ¿Por qué cinco meses bastaron para preparar un ejército invencible en 1990 para castigar la invasión de Kuwait y en 1998 cuesta meses llenar 1os depósitos de aviones que se encuentran a minutos de sus objetivos? Porque los hombres que establecen las estrategias utilizan el cinismo más descarnado para evaluar la situación y se escudan en retóricas perversas para engañar a sus opiniones públicas, carecen de sentimientos. Son autómatas del engaño permanente.

El actual secretario general de la OTAN, Javier Solana, cerró este verano su despacho con el cartel de vacaciones casi el mismo día en que los carros de combate se lanzaban contra las aldeas albanesas. Mientras centenares de miles de civiles huían presos del pánico, él se dedicaba a piropear a la ciudad de Cracovia.

Kosovo es un duplicado de

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Bosnia. Con las mismas declaraciones, con la misma parafernalia, con los mismos protagonistas. Ése es el grave problema. Si alguien comete un error de bulto en su trabajo se le rescinde el contrato. Pero en la política, y más en la diplomacia, los parámetros son muy distintos: los que permitieron 1a matanza de centenares de miles de inocentes, los que cerraron los ojos ante los campos de concentración y 1a violación sistemática de todos los derechos humanos en Bosnia, siguen frescos en sus puestos.

Ahora puede que monten el número de los aviones y den un pequeño susto al verdadero arquitecto de la tragedia yugoslava, Slobodan Milosevic. Hasta seremos testigos de los adelantos tecnológicos de los últimos años. Pero nada va a cambiar mientras los protagonistas no desaparezcan de la palestra. Tanto los que ordenan matar como los que estrechan las manos de los asesinos. Europa necesita un recambio urgente de sus diplomáticos y, sobre todo, necesita una política exterior que no se convierta cada poco en el hazmerreír del mundo desarrollado. Necesita cambiar a esos hombres sin sentimientos, encabezados por Solana, por personas que transpiren humanidad y deseo de poner fin al sufrimiento gratuito.

Hoy, los hombres sin escrúpulos exigen una retirada de Kosovo y le dan ultimatos con la boca pequeña. Pero, como ha ocurrido desde el inicio de la desintegración de la antigua Yugoslavia en 1991, seguirán apostando por el poder establecido, sin importarles el coste en vidas humanas. Los bombardeos, si los hay, serán una pantalla de humo para difuminar las verdaderas intenciones: "blanquear" la imagen de los asesinos para que todo siga igual.- . .

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