Redondo replica a Arzalluz que los socialistas tampoco olvidarán los insultos
Tal vez habrá perdón, pero no olvido. Los socialistas no olvidarán esta campaña. Nicolás Redondo Terreros contestó así al presidente del PNV, Xabier Arzalluz, que había dicho que los insultos pueden pasar factura al PSE cuando se forme Gobierno. Redondo, que visitó ayer por la mañana las viejas instalaciones de Altos Hornos en las que se construye el metro de Barakaldo -"un proyecto socialista", dijo-, se comprometió por la tarde con las mujeres del partido a que, si es lehendakari, ocuparán la mitad de los cargos importantes.
Tal vez sea el suelo, lleno de negros charcos; las paredes ennegrecidas, que, poco a poco, van cayendo entre una oscura polvareda; las viejas maquinarias herrumbrosas; el cartel, todavía, con las siglas AHV, con su escudo, como un reclamo inútil... Tal vez sea eso lo que da un cierto aire de desolación, de guerra perdida, a las viejas instalaciones de Altos Hornos, en las que ahora se construye la boca del metro de Barakaldo. "Un proyecto de los socialistas", dice Nicolás Redondo. Y José Antonio Maturana, que fue consejero del País Vasco, asegura que "lo más importante es la regeneración de la zona, la recuperación del entorno". "Esto es una revolución urbanística", añade quien, según Redondo, ha sido el impulsor del proyecto.
El candidato socialista no está contento con la campaña. No con la suya, sino con la agresividad que él ve en las de los demás. Sin ir más lejos, no le ha gustado mucho lo que cree una amenaza de Xabier Arzalluz. Eso que dijo de que "los partidos políticos tendrán que sentarse para formar Gobierno y los insultos son francamente negativos. Porque con ellos no se construye nada, sino que se embrutece un país".
Redondo interpretó estas palabras como una amenaza y ayer replicó a Arzalluz advirtiéndole que él tampoco olvidará, que siempre ha sido partidario de la memoria, "no para descargar agravios sobre los demás, sino para saber cómo construir el futuro". Aun haciendo una auténtica profesión de fe de su "respeto por Arzalluz", aclaró, no obstante, que "los socialistas no van a estar condicionados por sus paternalismos ni por sus amenazas". "No es buena esa actitud amenazante", dijo. Ayer recordaba que si habían abandonado el Gobierno tripartito había sido "por la deslealtad" de sus socios, en referencia al PNV.
Pero al candidato, más que a las declaraciones políticas, se le va la cabeza hacia sus recuerdos. Ayer, en la desolación de la vieja acería de Barakaldo, volvía hacia la patria de su infancia: "Bajaba yo por aquí a comprar el tabaco de liar para mi padre, que no podía salir a la calle porque estaba buscado. El tabaco y el Pueblo. Y recuerdo que me tragué entera Love Story, que la dieron como folletón en el periódico".
No sólo leía esas cosas. También leía "aquel librito de la Huelga de Bandas". "Eso estaba en Basauri", dice. Luego, se calza unas enormes botas de goma, un buzo de celulosa blanco, un casco - "lo que hay que hacer"- y se dirige, obediente, con los alcaldes y los periodistas a visitar las obras del metro. Parece una procesión de científicos de una mala película de ciencia ficción.
Redondo también recibió ayer el apoyo de la plataforma Razones. Su comunicado indica que quieren estar representados en el Parlamento de Vitoria por una fuerza "que muestre taxativamente su rechazo a cualquier alteración de la Constitución o del Estatuto". Firman el texto profesores como Chema Portillo, Francisco Doñate o Luis Miguel Fernández Urbina, escritores como Raúl Guerra Garrido, sindicalistas como Luis María Pariza, de CC OO, y estudiantes.
Por la tarde, Redondo y Rosa Díez recibieron un acto de apoyo de mujeres socialistas. Entre ellas, la ex ministra Cristina Alberdi y la ex secretaria de Estado María Teresa Fernández de la Vega.
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