El 44% de los vascos oculta su voto
El PNV se perfila como vencedor, con tendencia a la baja en el número de escaños
El PNV se perfila como claro vencedor de las elecciones autonómicas vascas del próximo domingo con un 30,4% de los votos, pero con clara tendencia al estancamiento e incluso a la baja en el número de escaños. La misma situación ofrece Eusko Alkartasuna (EA), que puede perder uno o dos escaños de los ocho que consiguió en 1994 y sólo Euskal Herritarrok (EH), siglas con las que concurre HB, puede tener 12 escaños frente a los 11 de hace cuatro años. Los partidos de ámbito estatal, PP (entre 13 y 15 escaños) y PSOE (13 o 14) experimentan subidas considerables. Éstos son los principales datos del sondeo de Demoscopia para EL PAÍS en el que destaca el hecho de que un 44% de los encuestados se ha negado a responder sobre sus intenciones electorales.
El sondeo llevado a cabo en las provincias vascas ofrece dos singularidades. La primera es una resistencia a manifestar las intenciones de voto, que muestra la persistencia de factores que distorsionan la expresión desinhibida de las preferencias políticas. Esta opacidad es muy superior a la que habitualmente se constata en otros sondeos en el resto de España. En el indicador directo sobre intención de voto -cuyos valores se recogen con detalle en la ficha técnica- además de un 7% que dice que no votaría y casi un 3% que señala que lo haría en blanco, hay un 44% que no contesta. Eso reduce al 46% la proporción de consultados que expresa abiertamente el sentido de su voto.
Con una hipótesis más bien prudente de participación que se estima en un 65%-67% resulta que más de un 20% del total de los vascos que van probablemente a votar no dice por quién lo va a hacer. El impacto sobre los resultados de este contingente, no de indecisos sino de electores opacos, es decisivo para el resultado final de la votación.
La segunda singularidad, emparentada con la anterior, es la que se refiere a los sesgos entre el voto recordado de 1994 y el voto que realmente se produjo en los últimos comicios autonómicos.
Esos sesgos afectan fundamentalmente al PNV -cuyo voto aparece sobrerrecordado en proporción cercana al 30%- y, en sentido inverso, al PP, cuyo voto recordado es poco más de la mitad del que realmente obtuvo.
Estos sesgos, excepcionales en su intensidad comparados con los que se aprecian en las encuestas que se realizan en el resto de España, complican extraordinariamente la estimación.
Panorama estable
Con esas importantes salvedades, la estimación que se presenta dibuja un resultado con mucha más estabilidad que cambio. En un panorama electoral y de representación tan fragmentado está muy clara la victoria del PNV, y mucho más difusa la posición relativa de las tres fuerzas que le siguen, PSOE, PP y EH. La posición del PNV viene a reproducir, en sustancia, la que obtuvo en 1994, a su vez casi idéntica a la que logró en 1990. El PNV, a juzgar por los datos, estaría estancado, aunque en términos porcentuales, pese al riesgo de perder un escaño en Vizcaya, mejora algo en las dos restantes provincias.
En cuestión de escaños, el avance más importante en términos relativos sería el que experimente el PP, que se beneficiaría fundamentalmente del desplome de Unidad Alavesa (UA), aunque también podría avanzar eventualmente en su representación en Guipúzcoa. Si se cumple la previsión más favorable para él, se situaría como segunda fuerza parlamentaria en Vitoria.
PP y PSOE, al alza
Esa posición se la puede disputar el PSOE que, aunque con ventaja inferior al error de muestreo, aparece por encima del PP en porcentaje de voto. En todo caso, el PSOE mejoraría su resultado de 1994 ganando uno o dos escaños. La posición de EH, a juzgar por los datos, reproduciría la de HB o la mejoraría ligeramente, gracias a la conquista de un escaño más en Álava.
EA vuelve a aparecer a la baja, pudiendo perder uno o dos escaños y viéndose especialmente debilitado en Álava, donde, incluso, por efecto del umbral de esterilidad del 5% -el porcentaje mínimo exigido para poder obtener escaños-podría correr el riesgo de no tener representación en esta provincia.
IU-EB aparece estable, salvo por un escaño que parece tener en riesgo en Guipúzcoa. Su voto flexiona a la baja, pero de forma ligera.
En definitiva, el PNV mantendría sus escaños o podría perder uno. PSOE y PP mejorarían ambos. El PP, que se beneficiaría, sobre todo, del descenso de UA, podría avanzar entre dos y cuatro escaños. El PSOE avanzaría también entre uno y dos escaños. EH mantendría o aumentaría en un escaño la fuerza parlamentaria que en 1994 consiguió HB.
El resto de formaciones muestra una tendencia a la baja en mayor o menor medida; más acusada en el caso de UA, que perdería tres de sus cinco escaños, y más tenue en los de EA, que perdería uno o dos escaños, y de IU-EB, que podría perder uno.
El conjunto de los partidos de identidad nacionalista podría así obtener entre 38 y 41 escaños, los mismos que en 1994 o hasta tres menos que entonces.
Los partidos de ámbito nacional (PP, PSOE e IU) tendrían entre 31 y 35 escaños, frente a los 29 que lograron en 1994.
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