ICSA, un caso increíble de "ingeniería" lucrativa

Industrial Cartonera (ICSA)es uno de los mejores ejemplos de utilización de la llamada ingeniería financiera para apropiarse de lo ajeno. KIO mantiene que De la Rosa se aprovechó cobrando fabulosas comisiones en la compraventa de sus filiales, que en muchos casos decidía él mismo a su conveniencia.

Los gestores del Grupo Torras, con De la Rosa a la cabeza, decidieron en 1988 ceder ICSA a su filial papelera Inpacsa por una cantidad simbólica de 500 millones y un compromiso de pago adicional que nunca se realizó.

Ya en manos de Inpacsa, ICSA es vendida a la sociedad holandesa Croesus por 4.200 millones, gracias a la financiación aportada por la sociedad Cresthates, relacionada con el banco de inversiones Salomon Brothers. Poco después, Croesus la vende a través de un complejo recorrido por intermediarias y compañías de paraísos fiscales.

Primero a la sociedad Doferas, una intermediaria gibraltareña, por 4.200 millones, más 20 adicionales y una opción de compra de otros 4.200 millones. El mismo día Doferas se la vende a Wantley, otra gibraltareña, que compró por 7.762 millones. Ésta se la terminará vendiendo a la papelera irlandesa Jefferson Smurfit. Al final del recorrido se pagan por ICSA 12.000 millones. KIO perdió más de 7.700 millones de jugosas plusvalías

Ese dinero que desaparece por el camino es el que ahora reclama KIO a De la Rosa. El gran pellizco de la operación son 5.000 millones que se ingresaron en la cuenta Carnation del Bank of America, en Ginebra. De la Rosa ha mantenido ante la juez Palacios que no era el titular de esa cuenta. Sin embargo, la rogatoria enviada por Suiza a la Audiencia Nacional demostró que él y su esposa, Mercedes Misol, eran los últimos beneficiarios de la cuenta numerada en Suiza.