Gil construye la ciudad deportiva en Majadahonda sin licencia de obra

Madrid - 15 oct 1998 - 00:00CEST

La Fundación Atlético de Madrid ha iniciado las obras de la futura ciudad deportiva rojiblanca en Majadahonda sin la aprobación del proyecto de obra y sin la licencia municipal para acometer las tareas. Así lo señaló ayer el alcalde majariego, Ricardo Romero de Tejada, del PP, quien, sin embargo, explicó que "la entidad no necesita el proyecto ni la licencia gracias al preconvenio firmado para iniciar la construcción". Los grupos de la izquierda municipal aseguran que el preconvenio no dice nada sobre los permisos y que los trabajos, por tanto, son ilegales.La fundación deportiva firmó hace un año un preconvenio con el alcalde para levantar la ciudad deportiva rojiblanca en el estadio municipal, el Cerro del Espino. El Atlético de Madrid se comprometió a invertir 600 millones de pesetas en la construcción de cinco campos reglamentarios (tres para la escuela municipal de fútbol) y una residencia para jugadores. A cambio, obtenía durante 50 años los derechos de uso de los 60.000 metros cuadrados de la instalación. Getafe y Madrid rechazaron una propuesta similar.

Los siete ediles de la izquierda de Majadahonda (cuatro del PSOE, dos de IU y uno del Grupo Mixto) se han aliado "para obligar al PP a convocar un pleno en el que se destapen las presuntas irregularidades de las obras", según afirmó el portavoz municipal socialista, Antonio Morales. El alcalde respondió que convocará el pleno.

"El proyecto de obras no ha sido aprobado y los trabajos se realizan con el permiso del PP, pero sin la licencia del Ayuntamiento. El PP permite el uso indebido de las instalaciones municipales. No queremos que esto se convierta en un segundo Marbella", añadió Morales. El portavoz de IU, Didac Coca, afirmó: "Se deben pedir daños y perjuicios al Atlético de Madrid porque saca beneficios económicos gracias al uso indebido del estadio municipal".

La ciudad deportiva se empezó a construir en 1997 y la paralizó un juzgado por ocupar terrenos privados. El Ayuntamiento, finalmente, se hizo con el suelo.

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