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"Las suegras son muy malas"

El primer día ya lo dijo el cura párroco de Triana, don Juan Martín, por mucho que algunos le llamaran empecinado: la iglesia de Santa Ana no era escenario apropiado para tanta gente. "Lo dijo y le llamaron la atención", dice uno de los miembros de la peña Sevillista de Triana. La última Semana Santa estuvieron los novios y la suegra, la duquesa de Alba, en esta peña. "El mozo de espadas de Francisco Rivera es trianero y sevillista". "Eso ha sido un bombazo, pero vamos a estar más tranquilos. De mujeres iba a haber pocas... Y para ir a mi casa ese día tendría que dar la vuelta por el puente de Triana", dice Mario López, 82 años, al que la guerra del 36 le impidió conseguir el sueño de ser taquígrafo en el Congreso de los Diputados. "A mi boda también vinieron muchos invitados, porque mi mujer tenía una peluquería de señoras". Las novias que guardan cola y hacen noche junto a la iglesia de Santa Ana tendrán libre la fecha del 23 de octubre. "Si pierdes sitio, el cura no te apunta en el libro y por llegar unas horas tarde te casan en el año 2000", dice María José, que tiene el número 3, ha pasado dos noches prematrimoniales a la intemperie y espera dar el sí quiero el 13 de marzo de 1999. "Cae en sábado", dice la novia. En la peña Bética también se habla del cambio de fecha. "Es un desaire y un feo para el barrio de Triana, que quiere mucho al muchacho. Su abuelo Antonio Ordóñez fue hermano mayor de la Esperanza de Triana". A José Tubío que lo dejen de historias, "ha sido la duquesa la que al final no ha querido que su hija se case aquí. A Triana le sobra clase. La madre del rey donó a la Esperanza el fajín de almirante de don Juan de Borbón". Este trianero era un niño cuando en 1947 se casó la duquesa de Alba. "Se pasó por el colegio de los Salesianos y ese día nos dieron medio bollo y una onza de chocolate". Menudo año. Ese mismo 47 llegó a Sevilla Evita Perón. "También la vi. Es el recibimiento más importante que ha vivido Sevilla. Salió del hotel Alfonso XIII, pero se fue al barrio opuesto, a la Macarena". Alfonso Jaramillo, 84 años, no recuerda ni la boda de Cayetana ni la visita de Evita. "De ese año lo único que recuerdo es que el Betis bajó a Tercera División y yo me estrené como directivo contra el Iliturgi o el España de Tánger". El día de la boda, Jaramillo y otros miembros de la peña bética iban a comer en el restaurante El Bistec, fundado en 1932. Su propietario, Lope Rodríguez, 49 años, recibió en Santa Ana el bautizo, la comunión y el sacramento del matrimonio. Le han hecho la pascua. Había alquilado un balcón y la terraza a Antena 3, Tele 5 y Diez Minutos. El cambio de templo le supondrá pérdidas de siete cifras. Ramón Rodríguez, hermano de Lope, pone cervezas en la taberna La Plazuela, por la que se pasa el novio cada vez que viene por Sevilla. Ración de conejo en salsa, 900 pesetas, reza un cartel. "Fran estuvo aquí hace tres días y nos dijo que había un 90 por ciento de posibilidades de que no se celebrara aquí la boda. La gente, como se dice cuando Triana se va al Rocío, estaba a punto de romper las alcancías. Las viejas se han comprado trajes nuevos. Se lo pienso decir cuando lo vea: "Fran, no te ha cogido nunca un toro y te va a coger la suegra. Las suegras son muy malas". Algún trianero dice con la boca chica que don Juan tenía razón, que sería un disparate. Y reconoce con la boca grande que la boda pierde en colorido. "No es lo mismo un barrio volcado, una calle convertida en templo, que una catedral muy bonita que está siempre llena de guiris y turistas".

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