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Turistas dóciles a merced de empresarios sin escrúpulos

No es casualidad que entre las circunstancias que rodean el trágico accidente que costó la vida a 20 ancianos franceses el pasado jueves en las tranquilas aguas del lago de Banyoles (Girona) aparezca el nombre de Lloret de Mar, centro del turismo masivo de la Costa Brava, así como la condición de jubilados modestos de las víctimas.Los viajeros de la tercera edad denuncian que, demasiado a menudo, son víctimas de empresarios poco escrupulosos que ven en ellos un turismo fácil de contentar y dócil con el que mantienen sus negocios durante la temporada baja.

Joan Coromines, patrón de la otra embarcación ecológica que opera en el lago de Banyoles, asegura que hay agencias de viajes que aparecen por sorpresa con grupos de jubilados, sin haber reservado sus viajes, y que intentan negociar los precios a la baja. "Si tienes la barca parada, resulta muy goloso recibir una oferta así, en la que te dicen: `Tantos pasajeros por tanto dinero", afirma.

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Coromines asegura que el día del siniestro, el grupo de la agencia Carré Evasion intentó montar en su barco, pero él se negó a realizar el trayecto. Los bucólicos parajes del lago de Banyoles son una parada obligatoria en buena parte de los itinerarios destinados a los grupos de jubilados, la mayoría procedentes del suroeste francés, que concentran sus visitas turísticas entre octubre y mediados de noviembre y desde mediados de febrero hasta junio. Una semana en un hotel de la costa catalana, que incluye viaje desde Francia, alojamiento, comidas, excursiones y visitas diarias, sale por 1.200 francos franceses, es decir, 31.200 pesetas por persona.

Una guía turística que tiene el lago de Banyoles como destino esporádico admite que el margen de ganancia para las agencias es muy estrecho en estos viajes y ello lleva a los empresarios a forzar rebajas en los servicios, pero añade que sólo así se mantiene el sector durante la temporada baja. Han sido precisamente los jubilados los más conmocionados por la tragedia del lago.

Todos los supervivientes del siniestro - a excepción de tres ancianas que siguen ingresadas en hospitales de Cataluña, una de ellas, octogenaria, en estado muy grave - ya han vuelto a sus casas. Mientras, se ultiman los trámites para la repatriación de los cadáveres, a la espera de que las compañías aseguradoras confirmen si el transporte de los féretros se hace por avión o carretera.

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A los dos días del accidente, un numeroso grupo llegado del Esplai de Granollers, Santa Eulàlia y Lliçà de Munt se mostraba compungido por lo ocurrido mientras otros visitantes acudían al lago expresamente para ver el lugar de la tragedia. Algunos se hacían incluso fotografías ante el barco siniestrado.

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