El alcalde de Moscú intenta capitalizar las protestas
Yuri Luzhkov, sin mover casi un dedo, intentó ayer capitalizar una protesta a la que supuestamente era ajeno. El día en que el líder comunista, Guennadi Ziugánov, debía saborear los laureles del triunfo, fue el alcalde de Moscú, que ha convertido su gestión en la capital rusa en un formidable trampolín hacia la presidencia, quien, sin asumir ningún riesgo, sacó tal vez el mayor provecho del descontento de la población por la crisis en la que vive inmersa Rusia. Hoy, Ziugánov tendrá que bregar con las acusaciones de que, como en anteriores jornadas de movilización nacional, no fue capaz de congregar, ni siquiera con ayuda de los sindicatos, a una mínima parte de los 40 millones de personas que prometió que se iban a unir a las protestas, ya fuera en la calle o en los centros de trabajo.Y Luzhkov, sin tener que rendir cuentas porque las masas no respondieron como se esperaba, se encontró con el regalo de que, por ejemplo, Mijaíl Nagaitsev, presidente de la federación sindical de Moscú, anunciase que los sindicatos apoyarán su futura candidatura a la presidencia; aunque bien es verdad que sus palabras fueron recibidas con más silbidos que aplausos, porque los votantes de izquierda no han asumido aún que el alcalde pueda ser uno de los suyos.
Más fuerte que Ziugánov
El dirigente ultranacionalista Vladímir Zhirinovski aseguraba, por su parte, que Luzhkov "puede ser un líder del centro-izquierda más fuerte que Ziugánov", cuya falta de fuste se ha puesto de manifiesto en varios enfrentamientos con Borís Yeltsin en los últimos años. Según Zhirinovski, en el año 2000 -que es para cuando están previstos los comicios presidenciales-, "sería más fácil batir a Lébed o a Yavlinski que a Luzhkov".Precisamente, Lébed es el principal rival del alcalde de Moscú para esa cita presidencial, que podría adelantarse si Yeltsin fuera incapaz de mantenerse en el Kremlin hasta el fin de su mandato. Ambos están en la órbita nacionalista y ofrecen una imagen de fuerza y energía que muchos rusos creen que necesita su país en estos tiempos difíciles que corren.
Lébed, por su parte, afirma que la mayoría de los comunistas no votarán por Luzhkov, cuyo apoyo a su rival por el Gobierno de Krasnoyarsk, Valeri Zubov, no evitó a éste una humillante derrota el pasado mes de abril.
El general retirado Lébed, que contó durante su campaña con la ayuda económica del maquiavélico magnate Borís Berezovski, criticó también que Luzhkov haya lanzado la idea de un bloque de centro-izquierda. "Hay que preocuparse de toda la nación", señaló, "y no sólo de la izquierda, la derecha o el centro".
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