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La esposa de Cordón afirma que pagó el rescate sin pruebas de que siguiera vivo

Pilar Muro, esposa del empresario Publio Cordón, secuestrado por los GRAPO el 27 de junio de 1995, explicó ayer en el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional contra tres de sus secuestradores que la familia pagó 400 millones de pesetas de rescate sin que la organización terrorista les diera ninguna prueba de que seguía con vida. Es la primera vez que la familia admite que pagó ese dinero sin prueba de que estaba vivo. Hasta ahora sostenían que la banda había contestado a preguntas cuya respuesta sólo conocía Cordón.

Pilar Muro precisó que en un primer momento pidieron una fotografía del empresario con un periódico del día, pero que después optaron por otro tipo de pruebas, ya que pensaron que las fotos son fáciles de manipular y que eran mejor las preguntas personales sobre hechos que sólo el secuestrado pudiera conocer. Muro explicó: "Finalmente aceptamos su palabra de que estaba bien, porque nos dijeron que aunque no había problema para proporcionar ese tipo de prueba, por motivos de seguridad de los terroristas la puesta en libertad de Publio se iba a retrasar. Y no queríamos que tuviera que estar secuestrado un mes más".La esposa de Cordón leyó una carta que su marido le escribió durante su cautiverio en la que dice: "Tengo convenido el ir a casa sin que me vea nadie. Me gustaría estar dos días sin salir". Con esta carta, Pilar Muro salía al paso de las afirmaciones realizadas por los acusados, que señalaban que Cordón era una persona que quería desaparecer. Aseguró que ella y su marido se llevaban bien, y que al día siguiente de su secuestro iban a celebrar el 30 aniversario de su boda, y que estaban muy ilusionados. A preguntas del fiscal Pilar Muro, con voz entrecortada, aseguró que nadie de la familia se ha puesto en contacto con su marido, que no sabe dónde se encuentra y que no le consta que esté vivo o muerto.

El calvario de una madre

Previamente Esther Cordón, hermana del secuestrado, muy emocionada, había negado también cualquier contacto con su hermano tras el secuestro o tener noticias de su paradero. A preguntas de los abogados de los grapos, que pretendían insinuar que una cinta grabada por la policía entre la hermana y la madre de Cordón, en la que la primera pedía a la última discreción, era la prueba de que algo ocultan, Esther Cordón respondió que su madre tiene 83 años, que adora a su hijo, que está pasando un calvario y que ella siempre intenta contarle historias y mentiras para levantarle el ánimo. "Hay mucha gente que le cuenta muchas cosas y yo trato de decirle que sólo me tiene que creer a mí", agregó.Esther Cordón declaró que en un primer momento creyó que el secuestro era obra de ETA. Uno de los letrados de la defensa preguntó: "¿Sabe dónde está su hermano?", a lo que respondió: "Me gustaría que me lo dijeran ustedes". Respecto al estado de las finanzas de Cordón explicó que Previasa (compañía del empresario) se ha vendido por 16.000 millones.

Por la mañana, el tribunal dirigió oficios al Cesid, a la Guardia Civil y a la policía, para que en 48 horas localicen al funcionario conocido como Albert Martínez, con el fin de que declare como testigo. Se trata del policía que se infiltró en los GRAPO poco después del secuestro de Cordón, y que, presumiblemente, conoce que le liberaron. Ayer la policía había informado al tribunal que había sido imposible localizarle.

El tribunal no admitió, por irrelevante, el testimonio de la ex secretaria de Estado de Interior Margarita Robles, ni de un representante del Gobierno que participó en las negociaciones con los grapos, de difícil identificación. Mientras tanto, concluyeron las declaraciones de los acusados. Enrique Cuadra incurrió en varias contradicciones: el martes admitió que era Fernando Silva Sande quien liberó a Cordón en Barcelona y ayer dijo que es imposible, aunque Silva conoció los detalles de la liberación por ser de la dirección de los GRAPO.

José Ortín explicó la diferencia entre los GRAPO, una organización militar, y el PCE(r), un partido político. En todas sus explicaciones le apuntó palabra por palabra el jefe del grupo, Enrique Cuadra. Muchas de las preguntas de la defensa fueron declaradas impertinentes por el presidente del tribunal, Francisco Castro. Los abogados defensores consideraron vulnerado el derecho de defensa e intentaron abandonar la sala, lo que no llegó a producirse al advertirles el presidente que ello sería considerado "abandono injustificado" y que tendrían que afrontar las consecuencias.

También declaró la testigo sorpresa Pilar Díaz de Vargas y Durán, quien tras afirmar que vio a Cordón en el AVE (primero en marzo y luego en noviembre), se refirió a un supuesto tráfico ilegal de armas que existe en su finca y que ya ha denunciado, y que "está alimentando un comercio que es parte de lo que está ocurriendo en los Balcanes". La mujer abandonó la sala llorando.

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