Detenidos los supuestos asesinos de la empleada de la gasolinera de Alegia

El 8 de octubre de 1997 un turismo matriculado en San Sebastián paró a repostar en la gasolinera de Alegia. La empleada que trabajaba en ese momento en la estación de servicio, una vecina de Legorreta de 41 años, entró momentos después en la oficina. Los tres ocupantes del vehículo, dos hombres y una mujer, consiguieron colarse en su interior, amenazaron a la trabajadora con una escopeta para arrebatarle la riñonera, en la que portaba el dinero. El hombre que portaba el arma, más tarde identificado como J.A.G.A. le disparó un tiro en la cabeza. Ella quedó tirada en el suelo. Los familiares de la víctima, alarmados por su tardanza, acudieron a la gasolinera una hora después del horario de cierre del establecimiento. Al llegar, encontraron el cadáver e informaron de inmediato a la Ertzaintza, que comenzó a investigar. El suceso parecía un atraco aislado, hasta que dos meses más tarde, una gasolinera de Olaberría fue atracada. Las similitudes entre uno y otro, la semejanza del modus operandi, propició que se estableciera la primera relación entre este robo y el asesinato de la empleada de la gasolinera de Alegia. Esta hipótesis sirvió para encaminar las investigaciones dirigidas por el titular del Juzgado número 2 de Tolosa, y para identificar a J.A.G.A., como sospechoso. El 25 de mayo se efectuó el registro policial en su domicilio de Lazkao. En esta operación se encontró una escopeta que constaba en los archivos policiales como robada. Días más tarde el juez ordenó a la Ertzaintza su detención por su supuesta implicación en los dos sucesos. A partir de este momento, los registros se sucedieron sin prisa, pero sin pausa. El 27 de mayo la Ertzaintza arrestó a P.M.R.G., natural de Zumarraga de 19 años, después de hallar evidencias en su casa. Y finalmente, el 9 de septiembre la Ertzaintza identificó a A.B.A., una joven de 27 años, exesposa de J.A.G.A con domicilio en Pamplona, como el tercer miembro de esta banda.Las investigaciones han puesto sobre la mesa un presunto historial manchado de sangre, pero también plagado de asaltos, robos en empresas y de vehículos y atracos a gasolineras. La banda que supuestamente acabó con la vida de la empleada actuaba en Navarra y el País Vasco.