Aznar exige a ETA una prueba de su renuncia definitiva a la violencia para abrir el proceso de paz

El presidente del Gobierno, José María Aznar, exigió ayer a ETA muestras "inequívocas" de su voluntad de renunciar definitivamente a la violencia y la aceptación de los resultados de las elecciones vascas del próximo 25 de octubre, cualesquiera que sean, como condición para la puesta en marcha del proceso de paz.Fuentes gubernamentales indicaron que no se exige a ETA la entrega de las armas, pero sí que convierta en definitiva la actual tregua indefinida. Por ejemplo, con un comunicado que no plantee ningún tipo de condiciones ni dudas sobre su interpretación.

El proceso de paz, tal como lo diseñó ayer Aznar, incluirá en una primera fase la flexibilización de la política penitenciaria, que lleva consigo el acercamiento de los presos a cárceles vascas, la concesión de terceros grados, libertades condicionales y, finalmente, indultos. El proceso de reinserción de los etarras iría acompañado de "iniciativas solidarias y concretas de reparación y reconocimiento a las víctimas del terrorismo". Para más adelante quedaría el diálogo político, según las previsiones contenidas en el punto 10 del Pacto de Ajuria Enea, que Aznar citó ayer, aunque sin desarrollarlo.

Solemnidad

Aznar rodeó de solemnidad su declaración, cuyo contenido recoge las principios consensuados con los representantes de los partidos democráticos con quienes se ha entrevistado en las dos últimas semanas, según fuentes del Gobierno. Leyó el texto de pie, ante el recinto de La Moncloa donde se reúne el Consejo de Ministros, tras la sesión de ayer.El jefe del ejecutivo quiso ir más allá de lo expresado en Lima el pasado 17 de septiembre, un día después del anuncio del alto el fuego, cuando dijo que no es "insensible" al comunicado de ETA. Pero cargó las tintas en los recelos sobre su verdadera intención. Con el respaldo de las fuerzas democráticas, conformes en separar el proceso de paz de las reclamaciones nacionalistas, Aznar se comprometió ayer a activar las previsiones del Pacto de Ajuria Enea. Lo hizo, sin embargo, con condiciones, dejando claro que se trata de lograr "la paz sin precio" y dentro del marco definido por la Constitución y el Estatuto vasco, al que calificó de "logro irrenunciable" y "acervo común insustituible". Admitió también que algunos interlocutores, especialmente el líder del PNV, Xabier Arzalluz, y el de EA, Carlos Garaikoetxea, le transmitieron su convicción de que el abandono de las armas por parte de ETA no tiene vuelta atrás.

Aznar lo confesó ayer y, por ello, se cree en condiciones de pedir a ETA pruebas inequívocas de su final. "Varias fuerzas políticas me han transmitido que el anuncio realizado por ETA reflejaría una decisión irreversible por parte de la banda terrorista. Tengo en cuenta los factores en los que se basan estos análisis, pero quiero constatar y constato que no han surgido elementos nuevos que los confirmen".

Por tanto, reclamó a ETA esas pruebas. "El transcurso del tiempo sin acciones violentas debe verse completado con aquello que el punto 10 del Pacto de Ajuria Enea requiere, esto es: una clara voluntad de poner fin a la violencia y actitudes inequívocas que puedan conducir a esa convicción", afirmó.

No mencionó que ese mismo punto prevé la apertura del diálogo entre el Estado y ETA, una vez cumplido este requisito y respetando el principio de que los temas políticos sólo pueden ser abordados con los representantes elegidos democráticamente, pues todos los partidos han acordado separar ambos procesos.

Pero Aznar exige a ETA, junto a la manifestación inequívoca de su final, el acatamiento de los resultados de las urnas, es decir, "la aceptación irreversible de las vías políticas y los procedimientos democráticos, que tendrán una manifestación muy próxima al ámbito vasco en las elecciones del 25 de octubre".

Primera fase

Si se dan ambos presupuestos iniciará el proceso de paz en Euskadi, que sitúa, en una primera fase, en "una nueva orientación de la política penitenciaria consensuada, flexible y dinámica que acompañe los avances que se vayan produciendo en el aseguramiento de la paz".Aznar señaló que el proceso de paz se remitirá a los puntos 9, 10 y 12 del Pacto de Ajuria Enea, que se refieren a la apertura de un proceso de reinserción de los presos y exiliados de ETA; la apertura de un diálogo entre los poderes competentes del Estado y quienes abandonen las violencia, separado del que mantengan las fuerzas políticas, y, por último, la reparación a las víctimas del terrorismo.

El presidente precisó las bases filosóficas del acuerdo alcanzado entre los partidos democráticos, incluidos los nacionalistas: la consolidación de la paz hay que separarla de iniciativas o procesos políticos de otra naturaleza, en alusión a las reclamaciones contenidas en declaraciones como las de Lizarra o Barcelona. "La paz no puede estar sujeta a contrapartidas políticas ni es un medio para alcanzar posiciones de ventaja", proclamó.

Aznar advirtió, finalmente, que el proceso exige la participación de todos los partidos democráticos, "cualquiera que sea el ámbito en que se planteen". Esto es, que aunque el diálogo político sea en Euskadi, los partidos nacionales, el PP y el PSOE, no pueden quedar marginados.